martes, 19 marzo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

“Mi objetivo sigue siendo ganar una medalla olímpica para Venezuela”

Luego de su diploma en Tokio 2020, la judoca guayanesa Anriquelis Barrios se posicionó como el mejor desempeño de un venezolano en esta disciplina en Juegos Olímpicos. Pese a que había pensado en retirarse, asegura sentirse motivada para ir a París 2024. | Foto cortesía Federación Internacional de Judo

@francescadiazm

“En Ciudad Guayana hay demasiado talento tanto en Puerto Ordaz como en San Félix” | Fotos cortesía Anriquelis Barrios

Hija de un sensei y de una judoca, en la rutina de Anriquelis Barrios nunca faltaron determinación y disciplina. Desde los 5 años la joven practicó judo, entrenada, claro está, por su padre, Pablo Barrios, quien la recuerda como una niña muy delicada y con mucha gracia durante el combate. Por si alguna duda queda, este deporte es prácticamente una tradición familiar: sus padres se conocieron practicándolo, sus hermanos lo practicaron, y gracias a su pasión por este deporte, Anriquelis, de 28 años, ganó un diploma en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Ha competido desde muy joven y evoca con cariño sus primeras competencias internacionales, a las que comenzó a asistir cuando tenía 17 años. Oriunda de Ciudad Guayana, entrenó durante su adolescencia en San Félix y, posteriormente, en el polideportivo Venalum. Tras superar ternas regionales, su nombre se internacionalizó en los Juegos Panamericanos y en el Campeonato Panamericano de Judo.

Ostentó el quinto lugar en la categoría de 63 kilos de judo en los Juegos Olímpicos. La atleta estuvo preparándose durante dos años en Tokio para competir en estas olimpíadas a través de una beca que obtuvo mientras entrenaba en Venezuela. El quinto lugar de Barrios la posicionó como la mejor participación de un judoca venezolano en las Olimpiadas, superando el séptimo lugar de las también judocas venezolanas como María Villapol, Xiomara Griffith e Ysis Barreto.

“Crecí en un dojo” 

Recuerda su niñez yendo y viniendo del dojo en el que trabajaba su padre. Prácticamente dio sus primeros pasos en el tatami y, a su vez, desde muy pequeña aprendió sobre la importancia del compromiso y la disciplina para un deportista. 

Pese a que sus padres siempre le inculcaron el amor por el deporte, asegura que no fue hasta que vio compitiendo a la judoca Ysis Barreto en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 que tomó la determinación de querer dedicarse de lleno al deporte. “Es mi inspiración. ¡Quedé muy impresionada cuando la vi! Quería llegar a ser como ella”, comentó.

– ¿Siempre te gustó el judo o en algún momento fue una imposición de tus padres?

– Sí. Empecé desde los 5 o 6 años. Toda mi vida fue así. A mí no me dijeron “escoge entre natación, judo…”. Nunca me dieron a escoger: pienso que fue obligado porque mi papá trabajaba en el judo como entrenador. Él trabajaba de 2:00 de la tarde a 9:00 de la noche y siempre debía ir antes porque era el entrenador, mi mamá tenía que trabajar así que tenía que ir. Me iba desde la 1:30 hasta las 9:00 de la noche. Yo entrenaba con los preinfantiles, infantiles y con los adultos. Me metían a darle cinturonazos a los adultos. ¡Imagínate! Hubo un tiempo que no me dejaban en el judo, sino en casa de los representantes porque no me gustaba, pero poco a poco le fui agarrando cariño por los amiguitos y amiguitas. Jugábamos mucho y así fue que me empezó a gustar.

– ¿Es grata la experiencia de ser la hija del entrenador? ¿Cómo influyó eso en la relación con tu padre? 

La relación con mi papá siempre fue buena, pero sí chocábamos mucho. Durante mi adolescencia, como desde los 14 hasta los 19, era muy rebelde. No rebelde de escaparme o así, pero sí fui rebelde con mi papá y mi mamá. Mi papá me despertaba temprano que si para ir a correr, entrenar… ¡Chocábamos mucho! Era muy estricto. En el judo nunca me presionaban por ser la hija del sensei. Mi papá me exigía, pero yo nunca sentí esa presión de ser la hija del sensei: me sentía igual que los demás.

– ¿Cuál fue el detonante para que quisieras dedicarte de lleno a este deporte? 

Me propuse esa meta cuando vi a Iris Barreto por televisión. Guao. Todo el mundo estaba pendiente de ella y era como la sensación en el judo de ese momento. Antes de los 14 años supe que quería ir a unas Olimpiadas. En mi primer combate en la categoría adulta me ganaron. Recuerdo que después de eso me mentalicé a entrenar muy fuerte. Entrené muy fuerte y logré ganar. Gané todas mis competencias en Venezuela.

Graduarse: otra victoria que anhelaba

Además de su excelente rendimiento atlético, siempre ha pensado en la educación para su desarrollo personal. La medalla de graduada era una que no podía dejar de colgarse. Tuvo en mente varias opciones para iniciar la educación superior. En 2017, a los 24 años, se graduó de diseñadora gráfica. 

 

La clave es la disciplina y la constancia. La pasión por hacer las cosas es súper importante, que te guste y lo disfrutes. También creo que la fuerza de voluntad y el coraje para estar donde uno quiere estar”

 

– Además de judoca eres diseñadora gráfica, ¿siempre fue importante para ti tener una carrera además de ser deportista? 

¡Sí! Empecé como a los 17 a estudiar diseño gráfico y calculé que iba a terminar como a los 20, pero a los 19 tuve que congelar el semestre. Terminé a los 24 años. Siempre tuve en mi mente graduarme, era una de mis metas. Ir a los Juegos Olímpicos, ser profesional: quería ser un buen ejemplo y demostrar que se puede ser atleta y estudiar. No hice esto sola, me ayudaron muchísimo. Se necesita mucha ayuda.

– Pensaste en otras carreras como la fisioterapia. ¿Te sientes conforme con tu elección final?

– Lo que pasa es que mi papá no me dejó estudiar en otro lugar. Yo quería estudiar fisioterapia e irme con una amiga, pero él me dijo que no. Tenía miedo de dejarme sola. Así que escogí esta carrera y sí me gustó. Conocí a mucha gente, aprendí mucho. Mi idea es seguir estudiando, hacer un máster. No tengo claro en dónde. No creo que sea aquí en Japón, ya que no quiero estar aquí mucho tiempo.

De Guayana a Japón

Barrios se trasladó a Japón en 2019 luego de obtener una beca deportiva para entrenar en la universidad de Tokai, ubicada en Japón, la ciudad que vio nacer el judo -invención del maestro japonés Jigoro Kano-.

La beca de la que es acreedora se debe a un convenio entre la Federación Venezolana de Judo, la Federación Internacional de Judo, el Comité Olímpico Internacional y la Universidad de Tokai. La Federación Venezolana escogió a sus mejores atletas, entre ellos, Anriquelis Barrios, quien había ganado plata en los Juegos Panamericanos de Lima ese mismo año. 

 

Oriunda de Ciudad Guayana, entrenó durante su adolescencia en San Félix y, posteriormente, en el polideportivo Venalum. Tras superar ternas regionales, su nombre se internacionalizó en los Juegos Panamericanos y en el Campeonato Panamericano de Judo

 

– Tus inicios fueron en Guayana. ¿Crees que las condiciones de la ciudad son favorables para quienes buscan convertirse en atletas?

– Toda mi vida entrené en San Félix, en Sidor, que está ubicado en la UD-146. Mi papá siempre ha sido mi entrenador. Nosotros empezamos a ir a entrenar en Unare y luego empecé a ir al polideportivo Venalum. Me mudé cerca de allá y comencé a acudir con más frecuencia. Allá entrenaban muchos de los ahora son mis entrenadores en la selección, como la presidenta de la federación, Katiuska Santaella, y el entrenador de la selección nacional de judo, Kilmar Campos. Tengo ya dos años que no he ido a Venezuela, pero creo que en Ciudad Guayana hay demasiado talento tanto en Puerto Ordaz como en San Félix. Creo que hay que explotarlo y meterle mucho empeño al deporte. El deporte y la educación son una combinación perfecta para el crecimiento de los jóvenes. Aquí en Japón veo muchas cosas que quisiera en Venezuela, por ejemplo, aquí hay demasiados parques y las personas hacen mucho deporte. Quisiera que esa cultura existiera en Guayana. 

No serán sus últimas olimpiadas

El quinto lugar de Barrios representa el séptimo diploma olímpico que gana Venezuela en la historia de este deporte. El Comité Olímpico Venezolano le otorgó la orden Flor Isava Fonseca como Atleta del Año para el periodo 2020. Sin embargo, resiente no haber tenido una medalla para Venezuela, premio que quedó en las manos de la canadiense Catherine Pinard-Beauchemin después del golden score o técnica de oro, una forma de desempate que otorga la victoria al primer participante que obtenga un punto. 

– Mencionaste varias veces que estos eran tus primeros y últimos Juegos Olímpicos, pero ahora te muestras entusiasmada con ir a París 2024, ¿cuáles son tus planes? ¿Quedó descartado lo de retirarte? 

“Siempre tuve en mi mente graduarme. Ir a los Juegos Olímpicos, ser profesional: quería ser un buen ejemplo”

Mi idea era obtener una medalla olímpica y retirarme. Como ves tengo 28 años, en ese momento me cuestionaba si debía ir a París con 30 años. Dudaba si iba a tener la misma motivación y la misma fuerza de Tokio. Yo había dicho que si no conseguía un patrocinio, no iba a seguir; sin embargo, han surgido muchas oportunidades y creo que sí voy a seguir a París con el favor de Dios. Si no tengo ninguna lesión y sigo motivada como ahora, creo que sí se puede y voy a trabajar aún más fuerte.

Muchos te consideran la mejor participación de un judoca venezolana en los Juegos Olímpicos; sin embargo, tú publicaste en Instagram que sabías que podías dar más. 

Siempre me visualicé en el podio. Trabajé para eso. Creo que fue mi mejor competencia y estoy orgullosa de mí. Me siento bien y feliz ahora que ha pasado más de un mes desde la competencia. En ese momento sí me sentía muy triste, pasé como una semana reflexionando sobre la situación y el combate. En los Juegos Olímpicos se puede esperar lo que sea, puede ganar cualquiera y yo respeto a todos mis rivales. Así sucedió y no hay nada que cambiar. Mi objetivo sigue siendo ganar una medalla olímpica para Venezuela. Hay que trabajar el doble para ganar en París 2024. 

– Además de Tokio 2020 ¿qué otra competencia ha cambiado tu vida y por qué? 

Los Juegos Panamericanos en el 2019 de Lima. Fueron muy representativos para mí. Eran mis terceros panamericanos, fui desde muy niña, a los 17 fueron mis primeros. Gané plata, no gané oro; pero hice un combate con una de mis rivales más fuertes y creo que lo disfruté muchísimo. Fue muy especial para mí. 

– Ha habido polémica con respecto al apoyo que brinda el Gobierno venezolano a sus atletas, ¿cuál es tu opinión respecto a eso? 

Yo tengo una beca, me pagan mensual aquí gracias a Dios. Lo que pasa es que por encima de mí hay una Federación Venezolana de Judo que pide el apoyo al Ministerio del Deporte o al Comité Olímpico Venezolano. Por la situación del país, obviamente no es suficiente lo que uno pueda recibir. Debido a eso es que dije que me iba a retirar, ya que pienso que no hay suficiente apoyo hacia los atletas venezolanos. Pasamos por demasiadas cosas fuera del país y no recibir apoyo es muy fuerte. 

– De no haber salido de Venezuela, ¿crees que te habrías estancado como atleta? 

La verdad no sé darte una respuesta. Todo pasa por algo y estoy aquí. Esto era lo que tenía que pasar. Los judocas siempre estamos viajando, compitiendo, fogueándonos… es necesario no quedarnos en un solo sitio. No sabría decirte si me hubiera estancado, lo que tenía que pasar era esto. Maduré muchísimo y eso me dio una ventaja, he podido ver con claridad lo que tenía que hacer y creo que por eso estoy donde estoy ahora. 

– ¿Qué le dirías a las personas que sueñan con llegar donde estás? ¿Cuál es la clave? 

La clave es la disciplina y la constancia. La pasión por hacer las cosas es súper importante, que te guste y lo disfrutes. También creo que la fuerza de voluntad y el coraje para estar donde uno quiere estar.