jueves, 28 marzo 2024
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Urgente llamado al periodismo latinoamericano para luchar contra amenazas al medioambiente

No estamos haciendo lo suficiente. Así se titula el editorial que este 1 de enero publicamos una red de medios de la región para reforzar el compromiso del periodismo en este momento histórico de destrucción ambiental que expertos califican como la antesala a una catástrofe.

Redacción
Correo del Caroní forma parte de un grupo de 27 medios de América Latina que este martes, 1 de enero de 2019, publica un editorial de manera simultánea y conjunta con un llamado a reforzar el compromiso del oficio periodístico con la cobertura e investigación de temas vinculados a la sostenibilidad del mundo.

EDITORIAL
No estamos haciendo lo suficiente
onde sea que miremos hoy en el mundo hay señales del desastre ambiental. En la atmósfera: hemos depositado millones de toneladas de CO2 que están generando un calentamiento de la temperatura promedio global y que podría superar el umbral de los 2 grados a fines de este siglo. En los océanos, ese exceso de dióxido de carbono, está incrementando la acidez de las aguas y destruyendo los arrecifes de coral, poniendo en riesgo su existencia. En estos mismos mares flota para nuestra vergüenza una isla de plástico tres veces el tamaño de Francia, y también de ellos la industria pesquera extrae todos los días toneladas de especies marinas.

El impacto del hombre y la extracción de recursos continúan en tierra. A los bosques los estamos destruyendo a un ritmo en el que, al hacerlo, liberamos aún más CO2 a la atmósfera del planeta, alteramos los patrones de lluvia, reducimos la biodiversidad, acorralamos a pueblos indígenas que habitan esos territorios hace siglos y, al mismo tiempo, borramos para siempre especies de plantas y animales que ni la ciencia ha tenido tiempo de observar y conocer. En la Amazonía, las mafias criminales envenenan con toneladas de mercurio los ríos para extraer el oro que termina alimentando las refinerías de Europa, Asia y Estados Unidos.

Nuestra especie está destruyendo árboles y animales antes de que siquiera podamos descubrirlos y maravillarnos ante ellos. Los insectos, el principio de la cadena alimenticia de muchos seres vivos, están esfumándose con consecuencias aterradoras.

         

Red de medios latinoamericanos

La propuesta surgió durante el II Encuentro Internacional de Periodismo Investigar desde la ciencia, organizado por Ojo-Publico.com en Bogotá, en octubre de 2018 y que, desde su primera edición, en la Amazonía Peruana, reúne a periodistas, investigadores y científicos comprometidos en la investigación y la generación de evidencia en temas urgentes como el cambio climático, la deforestación y los crímenes ambientales en la Amazonía.

La difusión de este editorial el 1 de enero cobra vigencia en un contexto difícil para América Latina. Hoy asume la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, político cuyo equipo de gobierno ha cuestionado la existencia del cambio climático y anunciado una serie de reformas y obras que podría poner en grave riesgo a la Amazonía.

Esta publicación conjunta forma parte del proyecto de una red de medios latinoamericanos aliados para realizar investigaciones transfronterizas sobre temas ambientales. En el 2018, este grupo de medios realizó, liderados por Ojo-Publico.com y Mongabay Latam, la investigación transnacional Madera Sucia, una serie de reportajes que reveló el mecanismo detrás del tráfico global de madera amazónica.

Según la Agencia Internacional de Energía, desde 1990 el uso de combustibles fósiles ha aumentado. Aunque la producción de petróleo creció a un ritmo más lento entre 1990 y 2017, la producción de carbón se duplicó en el mismo periodo sobre todo en China. Incluso, las inversiones en energía limpia se han realizado con una racionalidad puramente económica y bajo un manto de corrupción. Un estudio publicado en 2017 en la revista científica Plos One, pronostica que la construcción de solo seis represas podría cambiar el ciclo de vida de la cuenca amazónica. Estamos provocando un apocalipsis del que más temprano que tarde seremos víctimas.

El naturalista británico David Attenborough (Inglaterra, 1926) sintetiza este panorama de forma clara: ha dicho y repetido de la forma más clara posible: “En este momento nos enfrentamos a un desastre hecho por el hombre a escala global, nuestra mayor amenaza en miles de años es el cambio climático. Si no actuamos, el colapso de nuestras civilizaciones y la extinción de gran parte del mundo natural está en el horizonte”.

27 medios de América Latina llaman a reforzar cobertura periodística de temas ambientales y sostenibilidad

El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en octubre de 2018, nos advierte que el desastre es inminente si es que hoy no hacemos algo. El documento elaborado por el grupo de científicos más importante del mundo tiene mensajes para todos, gobernantes y hasta el último ciudadano de a pie: cada pequeño aumento de la temperatura importa, cada año importa, cada decisión que tomemos tendrá consecuencias en el futuro cercano. Tenemos menos de 10 años para detener la intensidad actual con la que emitimos gases en la atmósfera. Ya no valen mucho más los diagnósticos. Hasta de cifras e informes está saturado el planeta. Es tiempo de actuar desde la evidencia.

Pero cada ser humano sobre el planeta tiene también una responsabilidad. Mientras un joven holandés ideó un método para recolectar el plástico del océano, decenas de ambientalistas y líderes indígenas dan su vida todos los años por la protección de bosques y otros recursos naturales a lo largo y ancho del mundo. Algunos empresarios renuevan la esperanza subvirtiendo la forma tradicional de hacer negocios para integrar la naturaleza en sus cuentas y balances. En laboratorios se reinventan las formas de producir energía, desde la fusión nuclear que imita la potencia del sol, hasta paneles solares de última generación, motores de hidrógeno. También vemos renacer costumbres sencillas y pérdidas como el uso de fibras naturales para reemplazar materiales no biodegradables.

El periodismo no es un oficio aislado a esta responsabilidad. Los periodistas de todo el continente tenemos un compromiso profundo para entender desde la ciencia que el planeta entero debe transitar hacia un modelo de crecimiento y desarrollo diferente. Un cambio que sin duda estará atravesado por conflictos, pero también de nuevas esperanzas y oportunidades. Detrás de las migraciones masivas que todos los días aparecen en nuestras páginas y pantallas, detrás de las protestas de los chalecos amarillos en París y el rimbombante negacionismo de algunos líderes globales parece estar el mismo fenómeno: una sociedad global acomodándose ante el más grande desafío que ha encarado desde que los primeros hombres aparecieron en África hace 300 mil años.

El compromiso del periodismo con este momento es histórico. Es necesario interpelarnos y preguntarnos si realmente estamos haciendo lo suficiente. Como nunca antes en la historia, contamos con las mejores herramientas para comunicar información a una escala global y a velocidades tan rápidas como la de un haz de luz. Llegó la hora de actuar, y el periodismo debe ser capaz de hacer viajar a esa velocidad las soluciones y acciones que se necesitan para detener la catástrofe de la que ya estamos advertidos. El tiempo se acaba.

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