lunes, 18 marzo 2024
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Periodista de Ciudad Bolívar denuncia agresión de la Policía estadal tras rechazar “matraqueo”

Scarlet Soto fue golpeada por funcionarios del CCP Brisas del Orinoco, a donde la trasladaron luego de una revisión en un punto de control policial. Aseguró que su detención fue por negarse a la extorsión. | Foto cortesía Scarlet Soto

Scarlet Soto, periodista de Ciudad Bolívar, formalizó este lunes su denuncia ante la Fiscalía de Derechos Fundamentales, en contra de la funcionaria Katherine García y otros seis agentes policiales de la Comisaría Brisas del Orinoco, por la agresión física, verbal y psicológica a la que la sometieron durante la noche del sábado 19 de junio.

Soto relató que esa noche se dirigía a casa de su madre. En el semáforo ubicado en la intersección entre la avenida España y la avenida Menca de Leoni había un punto de control policial en plena oscuridad, donde le ordenaron al chofer que la acompañaba estacionarse para hacer la revisión del vehículo.

 

Yo lloraba de la impotencia. Decía que mientras ellos me golpeaban y maltrataban, había alguien en la calle, un delincuente matando, robando, secuestrando, extorsionando, y ellos agrediendo a una mujer indefensa”.

El conductor llevaba productos alimenticios, los cuales los funcionarios exigían que se les entregaran, además de dinero, sobornos a los que se negaron y en consecuencia fueron llevados hasta el Centro de Coordinación Policial Brisas del Orinoco, en Ciudad Bolívar.

“En el Centro de Coordinación Policial todos estaban predispuestos porque ya sabían del procedimiento”, comentó.

Soto narró que desde un principio el trato de parte de los funcionarios fue grosero. Al pasarla a donde una funcionaria (Katherine García), Soto le alertó que en su bolso tenía 400 dólares y otros 50 en sencillo.

“Ella se molestó por eso y me gritó. Le dije: mira, primero, no te voy a aceptar que me grites porque no te estoy gritando. Cuando tú te calmes yo regreso. Me salí a la sala de espera. Gritó que me salí y otras cosas. Un policía también me gritó que por qué me salí. Le dije: no me grite, caballero. Me fue a agarrar y no me dejé. Me dio un empujón y yo lo empujé porque no iba a dejar que me golpeara. Se me vino para llevarme a un pasillo para poder golpearme”, contó Soto.

“Fue una película de terror”

Denunció que de allí comenzó la pesadilla al recibir golpe tras golpe, mientras ella intentaba responder en defensa.

“En vista de que me defendía, me agarraron entre seis o siete funcionarios masculinos, solo había una funcionaria femenina, que es Katherine García que fue la que inició todo. Me lanzaron contra una esquina cerca de la celda de los delincuentes comunes. Había como tres o cuatro sacos de cal, quedé empapada de cal. Las rodillas las tengo hinchadas, el brazo, en el cuello me quedaron moretones. Gritaba que me estaban matando porque ya no podía respirar. Fue un trayecto como de dos minutos y no veía a más nadie, solo un delincuente que estaba en su celda”, siguió su relato.

A Scarlet la esposaron en la reja de delincuentes comunes y el único que allí estaba le recomendó esconderse los 400 dólares que tenía en su bolso | Foto cortesía Scarlet Soto

La tortura se detuvo cuando llegó un funcionario y ordenó que pararan todo.

“Yo lloraba de la impotencia. Decía que mientras ellos me golpeaban y maltrataban, había alguien en la calle, un delincuente matando, robando, secuestrando, extorsionando, y ellos agrediendo a una mujer indefensa”, agregó.

A Scarlet la esposaron en la reja de delincuentes comunes y el único que allí estaba le recomendó esconderse los 400 dólares que tenía en su bolso, advirtiéndole que los policías “se lo iban a robar”. Solo pudo esconderse entre su camiseta 300 dólares, los otros 100 desaparecieron de su bolso, denunció.

“Ellos se reían, se burlaban. Viene una funcionaria y dice que había que revisarme. Me pasan a un cuarto oscuro, sin bombillos. Un espacio precario, ni siquiera ellos tenían hojas para hacer el acta. Me llevan a ese cuarto oscuro, estaban dos funcionarios. Delante de ellos me alza la franela y me consigue los 300 dólares. Me reclama que por qué no lo notifiqué. Le dije que ese dinero es mío (…) Me tocó los senos y glúteos, preguntándome si eran operados, una falta de ética total”.

Destacó que durante todo el hecho no había ningún otro funcionario de alto rango y que el objetivo era exigir dinero para negociar su liberación.

“Llega la mamá del chofer, que es abogada, le quitan los teléfonos para negociar. Le exigían 300 dólares, los 300 dólares que sabían que yo tenía (…) Fui maltratada, vejada, acosada, golpeada. Fui una violencia no solo física, sino psicológica y verbal. Fue una película de terror. Como actuaron, pensé que me iban a matar”, asegura.

Los funcionarios pasaron su caso a la Fiscalía V del Ministerio Público, a cargo de Carlos Aular.

Además de formalizar su denuncia ante la Fiscalía de Derechos Fundamentales, Soto también acudió al médico forense para su evaluación y cumplir con el procedimiento legal, sobre el que espera una actuación diligente por parte del Ministerio Público y se haga justicia.