martes, 19 marzo 2024
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Personal de enfermería del hospital Ruiz y Páez exige salvaconducto para suministro de gasolina

La dificultad de trasladarse se suma a las carencias que afrontan los trabajadores de salud en el estado Bolívar.

El personal de enfermería del hospital Ruiz y Páez, en Ciudad Bolívar, realizó la mañana de este lunes una asamblea extraordinaria en la que abordaron la necesidad de abastecer combustible para cumplir sus labores.

A pesar de la reiterada solicitud de las enfermeras para ingresar al registro, la dirección del centro asistencial no ha dado a sus exigencias, señaló el gremio de enfermería.

En el municipio Heres, renombrado Angostura del Orinoco, funcionan dos estaciones de servicio que atienden a sectores prioritarios como salud y alimentos, una vez por semana y con apenas 20 litros. La saturación de la demanda por la escasez hace que surtir combustible sea una diligencia que ocupe todo un día.

Camilo Torres, vicepresidente del Colegio de Enfermería, indicó que el centro hospitalario cuenta con 3 autobuses que son insuficientes para el traslado de todos los empleados. Calcula que de los 5 mil trabajadores, este medio de trasporte solo cubre la necesidad de 150 por turno. “Es casi imposible trasladarnos al hospital”, expresó.

Torres duda de la fiabilidad de la lista que envía la dirección a la Zona Operativa de Defensa Integral, refiriéndose a denuncias que sugieren que personas ajenas al centro de salud fueron incluidas en el registro para ser abastecidos de combustible.

Medidas ineficientes

Además de la falta de unidades de transporte, el representante del sector de enfermeros señaló que la ruta de estos autobuses no cubre todos los sectores donde vive el personal de enfermería. Empleados de José Antonio Páez, Brisas del Sur, Mi Campito y Marhuanta deben caminar o conseguir alguien que pueda trasladarlos hasta el hospital.

Los pocos enfermeros que sí son atendidos por el transporte tienen que caminar hasta las avenidas principales porque los autobuses no cumplen con las paradas correspondientes.

Salir en horas de la madrugada al trabajo o terminar los turnos en horas de la noche también deja al personal desprotegido ante la delincuencia. Torres estima que en los últimos dos meses más de 30 enfermeras han sufrido robos. “Nosotros hemos estado en la parada esperando transporte y hemos sido robados”, denunció Torres.

De acuerdo con el vicepresidente del Colegio de Enfermería, cerca de un 20% de enfermeras han dejado de asistir al hospital desde las restricciones en el servicio de combustible. Le preocupa que de seguir así puedan afectarse aún más las atenciones a los pacientes recluidos. “¿Si hay ausencia del personal de hospital quién va atender a los pacientes?”, se pregunta.

Torres calcula que desde el inicio de la cuarentena los autobuses han dejado varado al personal de salud entre 20 y 30 veces, ya sea por deficiencias mecánicas o problemas con los neumáticos. Además, también han dejado de cubrir las rutas por estar en colas para el suministro de gasolina.

Aunque el grupo de enfermeros no fue atendido por el director del hospital, el General Juvenal Villegas, dejaron un documento solicitando soluciones para el suministro de combustible. Exigen que al menos 100 enfermeras sean incluidas en listas, de lo contrario, el día miércoles convocarán a una marcha hasta la sede de la ZODI Bolívar.

Aparte de los problemas de traslado, en el complejo hospitalario escasean los insumos y las herramientas para controlar la pandemia de la COVID-19. En el mes de marzo, Ángel Granados, médico intensivista de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Ruiz y Páez, informó que se acondicionó un área de aislamiento con un aproximado de 10 camas, 7 ventiladores -para la asistencia respiratoria de pacientes críticos por la manifestación grave del virus-, y 12 monitores multiparámetros, un aparato necesario para medir frecuencia cardíaca, tensión arterial y respiración de los pacientes ingresados en condición crítica.

El miembro directivo del Colegio de Enfermería comentó que la mayoría de la ayuda que reciben viene de organizaciones internacionales como la Cruz Roja y El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), pero aún son insuficientes para cubrir todas las carencias. Explicó que desde la dirección del hospital les dan insumos una vez por semana, por ello la mayoría del tiempo deben trabajar sin gorros, guantes ni jabones para lavarse las manos. “Las mascarillas la confeccionan las mismas enfermeras, de tela, algo que no es lo correcto”, dijo.

El problema de transporte para el personal de enfermería los afecta desde principio de la cuarentena. Trabajadores han tenido que buscar por sus propios medios formas para regresar a casa, incluso, en altas horas de la noche. Luego de dos meses, las respuestas por parte de la directiva del centro de salud siguen siendo nulas.