jueves, 28 marzo 2024
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Parroquias católicas piden apoyo para ampliar donativos de bolsas de alimentos en Puerto Ordaz

Las iglesias Nuestra Señora de Coromoto y San Onofre en Puerto Ordaz han entregado bolsas de comida a hogares donde hay enfermos de COVID-19 o personas vulnerables, especialmente ancianos, desde el inicio de la alarma sanitaria. | Foto cortesía

@mlclisanchez

Las parroquias pertenecientes a la Diócesis de Ciudad Guayana, Nuestra Señora de Coromoto y San Onofre en Puerto Ordaz, estado Bolívar, requieren apoyo con insumos para aumentar los donativos de bolsas de alimentos que mensual o semanalmente entregan a núcleos familiares con pacientes con COVID-19, y a personas en condición de vulnerabilidad, especialmente de la tercera edad.

Desde julio de 2020, a cuatro meses de haberse decretado la alarma sanitaria por la pandemia de COVID-19 en el país, la parroquia Nuestra Señora de Coromoto en Los Olivos, Puerto Ordaz, inició la labor de entregar una bolsa de comida semanal a 30 familias con pacientes con COVID-19 de ese sector y otras familias en las que el desempleo y la hiperinflación hizo estragos.

Para febrero de 2021, la iniciativa logró expandirse para atender a al menos 100 familias semanalmente, con el apoyo de algunos emprendimientos, empresas de la zona y voluntarios particulares. “Pero necesitamos apoyo, porque lo que ingresa es mucho menor que las solicitudes de ayuda, por ahora no llegamos ni a 10 personas que apoyen puntualmente”, señaló el párroco y coordinador de la actividad, José Gregorio Salazar.

El párroco explicó que la necesidad de intensificar el apoyo humanitario que la Iglesia Católica ha brindado en el sector desde hace más de 40 años, responde a que, en el contexto pandémico, a las familias se les hace más difícil procurar el alimento diario, especialmente en medio de la paralización del sector comercial y altas tasas de desempleo.

Respetar la cuarentena es insostenible. “En estos momentos hay muchas personas que no tienen que comer, algunas parroquias tampoco están produciendo por esa misma situación”, afirmó.

Las parroquias intentan donar una bolsa de alimentos semanal o mensual a hogares vulnerables con enfermos desde el inicio de la alarma sanitaria | Foto cortesía

“Mi tweet de apoyo tuvo unos 2 mil me gusta. Pero imagínate si por cada persona que viera la publicación donara un dólar, ¡el rango de alcance para ayudar sería mayor!”, sostuvo el sacerdote, refiriéndose a una de sus publicaciones que durante el mes de febrero se hizo viral en la red social Twitter, en ella el párroco dijo:

“Si estás desempleado y ves tu despensa vacía, no te avergüences de llamarme, nadie más tiene que saberlo. Un paquete de arroz, pasta, azúcar, leche o algo así, la gente lo arregla… No pases el día con el estómago vacío, o dejar que tus hijos pasen hambre por vergüenza”.

La parroquia San Onofre de Puerto Ordaz también está ofreciendo apoyo con alimentos a familias vulnerables, especialmente a quienes están lidiando con la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Por ahora atiende mensualmente entre 60 y 100 familias de al menos 14 sectores que componen la parroquia. “Este es un proceso lento que busca sembrar conciencia de solidaridad en todos los ciudadanos”, expresó el párroco Miguel Ángel García.

 

Necesitamos apoyo, porque lo que ingresa es mucho menor que las solicitudes de ayuda, por ahora no llegamos ni a 10 personas que apoyen puntualmente”.

Aunque el padre sostiene que la caridad debe ser anónima y por ello no se suele hacer pública la labor, admite que se requiere apoyo para aumentar la cantidad de donaciones y, por lo tanto, la cantidad de ciudadanos beneficiados en este momento. “Hemos ido ayudando a personas que no tienen cómo alimentarse en este momento, esto comenzó en marzo de 2020, y recibimos pocos aportes, pero intentamos ayudar de alguna forma, aunque no es un mercado”, dijo.

El padre Salazar señaló que de 30 parroquias diocesanas que hay en Ciudad Guayana, solo unas cuatro han podido mantenerse activas para ayudar a la mayor cantidad de personas posible.

El apoyo de la sociedad civil es clave en un momento en el que el surtido de bolsas de comida de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) es irregular y está politizado, y en el que el Estado venezolano no ha permitido la entrada del programa mundial de alimentos de Naciones Unidas (ONU) para encarar la inseguridad alimentaria en el país.

La incidencia del CLAP durante la emergencia por COVID-19 es prácticamente nula de acuerdo con las cifras divulgadas por la oenegé Ciudadanía en Acción: se requiere una disposición de 6,1 millones de bolsas de comida mensuales para poder llegar a ofrecer una caja por familia puntualmente en todo el territorio nacional.

Sin embargo, durante 2020, la disposición de cajas no llegó ni a los cuatro millones de unidades durante ningún mes del año y Guayana fue una de las regiones peor abastecidas.

El contrapeso de la emergencia sigue siendo la misma sociedad civil. Ambas parroquias también colaboran con la donación esporádica de medicinas, para personas vulnerables, que de hecho fue el enfoque de la campaña compartir de este año, una iniciativa impulsada por la Conferencia Episcopal Venezolana y Cáritas Venezuela, que se realiza desde hace más de 40 años.

Para colaborar con la iniciativa de las parroquias católicas, los sacerdotes ponen a disposición los números telefónicos 0424-2401918 (parroquia Nuestra Señora de Coromoto, Los Olivos) y 0412-6988526 (parroquia San Onofre, Río Aro).