martes, 19 marzo 2024
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Un remedio eficaz contra el desamor

Una novela alemana publicada hace casi 250 años podría ser la clave para aliviar los nefastos y molestos padecimientos del guayabo...

@diegorojasajmad

El mal de amores, llamado despecho, guayabo, desamor o tusa, quizás deba también ser incluido en la lista de terribles epidemias que ha padecido la humanidad. Sus síntomas han sido suficientemente documentados y en su largo inventario de desvaríos se encuentran la depresión, la tristeza, el desgano, el deseo de evadirse de la realidad, los ojos llorosos, el deambular como zombi, la necesidad de beber, de comerse un helado gigante o un chocolate, oír canciones melancólicas o ver algunas películas románticas, de esas que no tienen finales felices.

Por suerte, quien padece de desamor dispone también del recurso de la literatura para generar anticuerpos y aliviar esos males. En los libros, en la verdadera y profunda literatura, el despechado puede encontrar un variado conjunto de historias y personajes que le servirán de lección preparatoria para el posible fracaso y le ayudarán además a desatar ese nudo de sentimientos que le oprimen el alma. Parejas de la literatura como Orfeo y Eurídice, Abelardo y Eloisa, Dante y Beatriz, Romeo y Julieta, Don Quijote y Dulcinea del Toboso o Florentino Ariza y Fermina Daza, entre otras, existen para hacernos saber que no estamos solos en nuestros dilemas y que en las relaciones de pareja no siempre todo es felicidad y color de rosa.

De todas las historias de amores contrariados e imposibles que podemos encontrar en la literatura, quizás la que mejor activa las defensas contra el despecho sea una que lleva por título Las penas del joven Werther. Publicada en 1774, esta novela, escrita por el alemán Johann Wolfgang Goethe, cuenta el viaje de Werther a un pueblo rural, donde conoce a Carlota, una joven y hermosa mujer huérfana de madre que se dedica al cuidado de sus hermanos menores. La simpatía y la pasión surgieron entre ambos a primera vista. Sin embargo, había un inconveniente: Carlota ya estaba comprometida en matrimonio.

La novela Las penas del joven Werther, conocida también como Las cuitas de Werther, o simplemente Werther, posee el curioso atractivo de estar elaborada con cartas que el protagonista envía a un amigo y en las cuales va describiendo su visita al pueblo, el encuentro con Carlota y los vaivenes y sufrimientos que le agobian por no poder estar al lado de su amada. Cada carta es una joya de la expresión y están llenas de profundas y filosóficas reflexiones acerca de la vida, el amor, la sociedad, las relaciones humanas y la muerte…

Se cuenta que el mismo Goethe, a sus 23 años, tuvo una experiencia similar a la del personaje de su novela. Recién graduado de Derecho, y residenciado en otra ciudad donde encontró su primer empleo, Goethe conoció a una bella mujer de nombre Carlota, pronto a casarse con otro hombre, y esta le rechazó matando toda esperanza. Goethe se fue de la ciudad al día siguiente, enguayabado, y más nunca supo de ella. La única manera que Goethe encontró para olvidar a esa mujer fue convirtiendo su desafortunada experiencia en literatura y para ello puso manos a la obra en la redacción de lo que luego conoceríamos como Werther.

Esta catarsis de Goethe, esta manera de expulsar y sanar las heridas haciéndolas ficción, narrándolas y plasmándolas sobre el papel, se convirtió en su remedio para el desamor. La novela resultante llegó a despertar el interés de los entusados del mundo, haciendo de esta una obra muy popular, tanto que los lectores del siglo XVIII y XIX querían vestir, pensar, hablar y actuar como el desdichado personaje protagonista de la historia. Esta novela, publicada hace ya casi 250 años, sigue ofreciendo alivio al mal de amores a través de la empatía que generan los personajes y la reflexión que cada lector logra construir acerca de las acciones representadas en esa triste y universal historia de desamor.

Dicen que los libros alivian las dolencias de la mente y el cuerpo. No sé si eso sea completamente cierto, pero de lo que sí estoy seguro es de que con la lectura de Las penas del joven Werther, de Goethe, podemos entender que el despecho es un tormentoso y oscuro socavón del cual se sale con mucho amor propio.

Otras páginas:

-La pasión por silenciar: Primero fue Milagros Mata Gil. Pasó la noche en una celda, la despojaron de su teléfono y computadora, y ahora, ya de nuevo en su casa, sin posibilidad de salir del estado y sin haberle devuelto aún sus equipos electrónicos, sus herramientas de trabajo, debe presentarse cada cierto tiempo ante los tribunales. Todo ese infierno por hacer lo que ha venido haciendo desde hace varias décadas: escribir. Ahora sucede lo mismo con otro escritor: Rafael Rattia. La pasión por silenciar, como llamó Coetzee a la censura, no se ha detenido y va cada vez tomando mayor fuerza en el país.

El significado de la libertad: “Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. George Orwell.

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