jueves, 28 marzo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Pliego del conflicto por democracia y soluciones

La gente no le tiene miedo ni a la denuncia ni a la movilización por sus derechos, pero la protesta por la libertad y por salida de la dictadura revolucionaria tiene que contar con la impugnación clara y firme.

@OttoJansen

El pliego de conflicto nacional, la movilización de la sociedad venezolana para el próximo 10 de marzo, convocada por el presidente (e) Juan Guaidó, en la aparentemente interminable ruta del rescate del orden constitucional, no es un simple pliego de reclamos. No lo es en el sentido ordinario, aunque contenga algunos pasos parecidos. Es un documento, una acción, un pliego conflictivo superior.

Se trata de un paso más -imprescindible como todos- en la búsqueda incesante de presionar por fórmulas que permitan vencer, de una vez por todas, la usurpación de la Presidencia de la República y la situación de secuestro del Estado venezolano, hacia el impulso de medidas y resoluciones transcendentes que superen, hay que repetir, la actual condición de catástrofe económica, social e institucional del país. Ya se cuentan documentos como el Decreto de transición democrática, Ley Especial del Fondo para la liberación de Venezuela y Atención de Casos de Riesgo Vital, reincorporación al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca; que permiten la amplia colaboración internacional, acuerdos jurídicos de factores políticos y los programas en el manejo de recursos financieros potenciales. Se requiere darle impulso y operatividad a la organización social en todo el territorio nacional, aspecto en el que voces de intereses, apetencias y debilidad de las organizaciones políticas, han sido obstáculos serios para consolidar avances efectivos.

Una jovencita pregunta: ¿Otra marcha, más? La respuesta que ofrece el mismo Guaidó puede ser la precisa: “sí, otra vez a la calle. Sí, otra vez a la calle a exigir y defendernos, con nuestro pueblo, como familia, hasta que sea necesario, hasta lograr reivindicaciones”, dijo en un acto en Caracas. Pero la angustiosa, casi escéptica interrogante, tiene otra explicación que viene de una percepción válida en el ciudadano venezolano y la proporciona -a mi entender- el periodista Melanio Escobar, en una entrevista que Efecto Cocuyo le hizo hace pocos días: “tenemos que ser partícipes del cambio. Si no movemos las piernas y las manos ni alzamos la voz el cambio no va a suceder”, expresó. Se comprende así la responsabilidad de toda la población en otorgar determinación al reclamo por las libertades, la democracia y las soluciones que en circunstancias de emergencia humanitaria compleja, no son, ni serán abordadas por el régimen.

La impugnación desde Guayana

Incorporar a las mayorías no tomadas en cuenta. Hacer partícipes de la lucha por la democracia a las poblaciones distantes (el caso de San Félix, en Ciudad Guayana, a sectores sociales en graves condiciones, caso comunidades de Ciudad Bolívar y a la necesaria comunicación con los municipios); en un esfuerzo sostenido que se torna clave para la comprensión ciudadana sobre el pliego de conflicto concreto. Un conjunto de razones coherentes para derrotar al gobierno usurpador, pero con la mira puesta en evaluar el cumplimiento de los pedimentos de los venezolanos a las nuevas autoridades que asuman esta responsabilidad. No equivale entonces la tarea del 10 de marzo a esa especie de tradicional campaña electoral que es la que con actos simbólicos reproducen los disminuidos partidos políticos del estado Bolívar al invitar a marchas o actos sin claridad de propósitos.

Por otra parte, es un hecho notable muchas veces difundido, el lugar que ocupa el conflicto social en la región. La gente no le tiene miedo ni a la denuncia ni a la movilización por sus derechos, pero la protesta por la libertad y por la salida de la dictadura revolucionaria tiene que contar con la impugnación clara y firme. No son momentos para la mediatización o el ocultamiento. Los guayaneses con ello no están pidiendo gritos destemplados, consignas partidistas, como tampoco las poses de líderes iluminados. Se trata del mensaje hacia el porvenir construido en contacto directo con los sectores sociales; en explicaciones realistas para encontrar medidas inmediatas a las penurias. Es un discurso sobrio con capacidad de convocar a redoblar la resistencia y desenmascarar factores del poder político o económico regional, responsables directos o indiferentes al sufrimiento de la población que manipulan en función de permanecer en el poder.

El estado Bolívar es un extenso territorio que no tiene gobierno, de allí la urgencia del reclamo de las organizaciones de la sociedad civil. Es zona estratégica para los cambios nacionales, por lo que todos sus habitantes están llamados a impulsar, sin vacilación, las acciones que fuera de las conocidas improvisaciones voluntariosas, produzcan los movimientos de quiebre a esta inaguantable pesadilla venezolana.

Trocitos… Los talentosos periodistas locales, representativos del periodismo crítico e independiente del país, tan escaso en el estado Bolívar, Marcos David Valverde y Clavel Rangel, muestran con el reportaje aparecido en el portal Armando Info: Magnate del aluminio porque Dios y el Estado así lo permitieron una cruda dirección sobre la historia actual de Guayana que sirve para entender la tarea futura que significa la implantación del cumplimiento de la ley, la justicia y la democracia. Es por demás un trabajo de investigación que no hace señalamientos gratuitos, poniendo el acento en los interesantes y objetivos datos encontrados.