viernes, 29 marzo 2024
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Guantánamo, la SuperMax y el procerato RoboLucionario

Fuera del territorio de EE UU, pero bajo su jurisdicción, existe una segunda penitenciaría que rivaliza con la “SuperMax” en lo que a tratos inhumanos se refiere. Opera en la Base Naval de Guantánamo, “Gitmo”, su acrónimo en inglés, sureste extremo de la isla de Cuba.

@omarestacio

La Oficina Nacional de Prisiones, ONP, de Estados Unidos, ha asegurado que los confinamientos en solitario están terminantemente prohibidos. Sin embargo, en la Unidad “H” de la Penitenciaría Federal de Máxima Seguridad de Florence, Colorado. O el “Alcatraz de las Montañas Rocosas”. O la “SuperMax” como también se le conoce, se ejecutan, a la luz pública, los “alojamientos restrictivos” (restrictive housing) para prisioneros que requieren “medidas administrativas especiales”. Culpables de crímenes horrendos que, libres o por muy presos que se encuentren, representan “amenaza grave y continua para la seguridad pública y nacional”. De los centenares de alojados en la “Unidad”, al azar, hemos escogido una muestra para formarnos idea de la naturaleza del grupo entero. Dinamiteros: Terry Nichols (Oklahoma bombing), Thedore Kacsynski, Naser Jason, Richard Reid (“Shoe Bomber”), condenados, respectivamente, a 161, 8, 2 y 3 prisiones sucesivas, de por vida, cada uno. Narcomafiosos: “Chapo” Guzmán, Larry Hoover, Tyller Bingham, sentenciados, a cárcel de por vida, más 30 años, el primero y los dos restantes, a cárcel, per cápita, de por vida. Simón Trinidad, narcoterrorista de las FARC, condenado a 60 años de cárcel. Zacarias Moussaoui, terrorista islámico, ocho condenas a prisión de por vida, una tras otra. Robert Hanssen, espía, 15 condenas a cárcel, sucesivas, de por vida.

Rutina de los 365 días del año en la Unidad “H”, para sus infelices ocupantes: De 22 a 23 horas, aislamiento absoluto. De las 24, totales, una sola, tres veces por semana, los internos son trasladados por las “pistas para perros” a ducharse, rasurarse y, sobre todo, para ser cacheados, a fondo, oquedades incluidas. Cuando sobran escasos 60 minutos, son conducidos a las semijaulas del edificio central a tomar el sol, siempre en solitario.

Fuera del territorio de EE UU, pero bajo su jurisdicción, existe una segunda penitenciaría que rivaliza con la “SuperMax” en lo que a tratos inhumanos se refiere. Opera en la Base Naval de Guantánamo, “Gitmo”, su acrónimo en inglés, sureste extremo de la isla de Cuba.

La “Gitmo”, hasta nuevo aviso, es exclusiva para supuestos combatientes irregulares, vinculados con el fundamentalismo islámico. Lo de “supuestos”, lo enfatizamos, porque sus casi 50 reclusos remanentes, promedian 18 años encarcelados sin fórmula de juicio. Combatientes CSRT o en “Estatus de Revisión”. Así los ha denominado la ONP para hacerles trampas a dos sentencias de la Corte Suprema de EE UU, la Hamdi v. Rumsfeld (42 U.S. 507 – 2004) y la Rasul v. Bush (542 U.S. 466 – 2004). 

Pese a tamaña arbitrariedad, los internos CSRT “gozan” de cinco horas diarias de recreación: Acceso a juegos de DVD, rezos y películas en árabe por TV “full color”, deportes al aire “libre”, noticias por el canal Al Jaseera. No está del todo mal. Varios detenidos CSRT, sin embargo, han sido sometidos al “Submarino” (versión depravada y aumentada, de “La Bolsita” del Sebin, para asfixiar presos políticos); a las “hidrataciones y alimentaciones forzadas” vía rectal; a las “capuchas” de interrogado se interrogadores; a las “privaciones del sueño” hasta desencadenar alucinaciones; a los confinamientos prolongados en “cajas tamaño ataúd”; a las “humillaciones sexuales”. En enero de 2009 el entonces presidente, Obama, abochornado por tales prácticas emitió la Orden Ejecutiva 13.491, que prohibió toda forma de tortura en los interrogatorios -incluidos los “reforzados” (enhanced interrogations)- de los detenidos por cualquier agencia gubernamental. No pudo o no quiso implementarla. El hoy presidente de EE UU, señor Donald J. Trump, por su parte, tiene sus ideas propias al respecto: “Prometo regresar el ‘submarino’ y un infierno de cosas peores para los enemigos de EE UU detenidos por las autoridades” (campaña presidencial de 2016 (…) “Si el ‘submarino’ no funciona, se lo merecen de todos modos» (…) “alguna forma ‘mínima’ de tortura, es necesaria”  (ya en ejercicio, de su alta investidura).

¿Qué es peor o mejor para el Procerato RoboLucionario? ¿Aferrarse al poder usurpado, paralizado por el pánico ante el inminente amanecer, mañana o pasado mañana, en la Unidad “H” de la SuperMax o en la “Gitmo”? ¿O acogerse, relax, sereno, sin perder el glamour -aunque no lo haya tenido ni lo tenga jamás- a la hospitalidad de Putin o de Raúl Castro y largarse con sus millones de dólares, tintos en sangre compatriota?

A Manuel Noriega, se le presentó el mismo dilema hamletiano. Tardó demasiado en decidirse.