viernes, 29 marzo 2024
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Escarrastrados

Ser un escarrastrao no es pecado, en lo absoluto, es una manera liberal de vivir sin ataduras, permisada por la nomenclatura, en algunos casos requisito de la oligarquía reinante.

Término nuevo: Escarrastrado. Que es pobre, mísero, lleno de privaciones o fatigas. Una vida escarrastrada. Sinónimo, adjetivo femenino, masculino. Pícaro, que actúa con maldad y falta de honradez. Pillo, adulante, jalamecate, sinvergüenza, recontra… lo que todos ustedes se están imaginando.

Por estos días, Federico Prieto, colono cultural, enviado de las faldas del Waraira Repano, antes Ávila, quien tres décadas atrás arrimó bártulos y familia a estas tierras guayanesas con la noble intención de enseñarnos modales, relaciones públicas y humanas, sin por supuesto lograra dicho cometido o tarea ni siquiera en un tercio de lo presupuestado (la estrategia corporativa no entró en el túnel de la sinergia y quedamos los indiecitos incultos y a la deriva pero con ganas de echar lavativa o vaina a la carta la faena) me hizo llegar esta palabra nueva, escarrastrado, acepción que tiene el noble descargo de catalogar la miseria y la falta de escrúpulos que hoy está en los altísimos lugares de la popularidad y la moda. El hit parade se quedó pendejo.

Ser un escarrastrao no es pecado, en lo absoluto, es una manera liberal de vivir sin ataduras, permisada por la nomenclatura, en algunos casos requisito de la oligarquía reinante. Todo se vale por estos días de catástrofe evidente y reseñada con saña por los medios internacionales amantes confidenciales del imperio con sus intenciones oscuras.

Escarrastrados hay por todos los rincones de nuestra tierra en desgracia. Los hay oficiales de pesadas medallas, diplomáticos, jefes parroquiales, asambleístas (nacimiento o génesis de la criatura), legisladores de verdad electoral pero que dejan embadurnado el cuerpo deliberante al remendar los zapatos del celestino. En fin debajo de las piedras os conseguiréis un adlátere, un oficiante de la ignominia, un escarrastrao.

Escarrastrao es ese tipito que habla con mucha emoción de la tierra en sus rodillas y de sus hazañas combatiendo en la guerra económica brutal, con sus agencias de bachaqueros exprés, con mucha paz para sus bolsillos y miseria para los que están fuera del foco de la robolucion.
Pero escarrastrao  también es el que vivía (pasado, hoy es una raya del metraje de nuestro Salto Ángel) pendiente de las cámaras y la acción de los fabricadores de historias televisas, que tenían el patriota destino de crear más confusión para seguir saqueando. La tarea, la tarea, Vladimir a la quinta, de montarlos en una supuesta transición tapando el agujero negro y pestilente del gran robo a la nación, pregúntale a tú jefe.
Ya empezarán a crearse las nuevas narrativas de los escarrastrados, seres que no faltarán en ninguna familia, pues la deconstrucción moral es aplastante, es total.
Gracias al amigo Fede, a su ilustración que siempre será bienvenida en estos parajes y ríos de historias interminables.
Escarrastrado, pobre, mísero, lleno de privaciones y fatiga. Sinónimo de pícaro y jalabola.