martes, 23 abril 2024
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“Entre paisajes, matices…”

Vienen procesos cívicos que se iniciarán por algo muy sencillo, como no doblegar la perseverancia; con completa seguridad y sin lastres. Vienen y estaremos atentos a los negociados politiqueros provincianos y a los vaivenes y repartos de la comunidad internacional.

@ottojansen

Llegó el segundo mes del año. Todavía son muy jóvenes los días para tener pulso del paisaje que nos depara el tiempo inmediato. Persiste, eso sí, el acecho de la pandemia que entre noticias contradictorias a nivel global, tampoco nos permite deducciones confiables que no sea que los venezolanos debemos cuidarnos y no bajar la guardia: un consejo que es casi perogrullada, cuando consideramos que estamos sitiados por carencias innumerables, cada vez más agudas, que también permanecen con el desmantelamiento del país y sus regiones por las comprobadas aberraciones del modelo político revolucionario.

Lluvias menudas, chubascos pasajeros y hasta un misterioso sismo han aparecido en estos primeros días de un clima envidiable en la región; acompañando el crónico trajín de las problemáticas de los servicios públicos, el gas y surtido de la gasolina, dinámica que en esta oportunidad, no ha tenido de parte de la población la acostumbrada pereza del mes de enero. La vida menos complicada, como llegamos a conocerla, es hoy propósito colectivo. Mañanas de brumas, atardeceres coloridos en Ciudad Guayana, ignoran como parte de una tragedia continuada el paso de los muchachos, muy jóvenes, que llegan por lotes al peaje de entrada de la ciudad y que siguen a pie en búsqueda de un mejor destino, nada garantizado pero que tiene una posibilidad mejor que en un país donde no funciona sino lo ilegal. Viajan hacia Santa Elena de Uairén, cruzan hacia Pacaraima (norte de Brasil) y entonces se desplazan en el suelo brasileño hacia lo que Dios les tenga destinado.

Pero el desvencijado y descolorido actual modelo de urbe planificada encierra dentro de sus muchas comunidades, pesadillas harto conocidas como la de sectores por meses sin energía eléctrica o sin agua (reseñados en notas bien completas por Correo del Caroní), que a los ojos de la cotidianidad se convierten en hechos “normales”. Pudiera decirse que en aras de la sobrevivencia y ante la imposibilidad de planificar la existencia, más allá de 24 horas, solo importa como “urgente” el movimiento diario que les provea de la comida. De allí la cantidad de personas que están (eludiendo de cualquier modo la falta de combustible, o los días de paralización por la semana de la cuarentena radical por la COVID-19) en lugares emblemáticos de la distorsionada economía de San Félix y Puerto Ordaz. El gran detalle -nada que no se ignore también, ni a nadie le importe- es la ausencia de la autoridad: el gobierno municipal no existe y el gobierno regional solo se manifiesta por pequeños videos durante muchos meses. El Gobierno central de facto reaparece pintando cercas o proporcionando alguna explicación, a través de sus medios, en su condición de “opositor” al capitalismo, pero cuya gestión de competencias se acabó desde hace por lo menos siete años, cuando aún le funcionaban las apariencias.

Diálogos, negocios y elecciones

La sociedad guayanesa, en un año recién estrenado y con hondos propósitos de superar la amenaza multiplicada de 2020, es un salpicado menestrón de intereses nada claros en su dirección. Desde Ciudad Bolívar, se escuchan los ecos de movimientos partidistas calificados como de oposición y demócratas, que vienen por los fueros de otras cuestionadas “elecciones”, esta vez regionales. Sepan los lectores que son un buen número de aspirantes a gobernador, alcaldes y a diputados que regresan; sí, porque la gran mayoría se perdió de la gente y de la opinión pública y ahora vienen a buscar “sus” votos, como si los ciudadanos fuesen de su propiedad. No importan los dramas mineros, la extendida presencia de grupos irregulares, la huida de los jóvenes con las tragedias y manifestaciones xenófobas en otras tierras. La maquinaria del poder (que hay que destacar nada tiene que ver con Guaidó y la AN, quienes con sus limitaciones han apostado por la resistencia y la derrota al Estado secuestrado) echa a andar sus tentáculos, y los guayaneses solo deben alistarse. ¿Será así?

Ahora vienen muchos días en este calendario; las horas en curso no imposibilitan de sorpresas, incluso buenas. El potencial de la vida está allí y la prueba más concreta es que, a pesar de los años, los sinsabores y la ruina económica de la región, los habitantes de la región no se cansan de valorar la vida desde la modernidad lejana, con la democracia y la libertad como pilares de prosperidad. El sentimiento de escepticismo es parte del panorama nacional y regional. Esto será útil para discernir la paja del trigo (de capítulos nacionales e internacionales), pero hay conciencia de que es insuficiente para la creación o la regeneración política e institucional. Procesos cívicos que se iniciarán por algo muy sencillo, como no doblegar la perseverancia; con completa seguridad y sin lastres. Vienen y estaremos atentos a los negociados politiqueros provincianos y a los vaivenes y repartos de la comunidad internacional. Son días de contemplación en el mes del amor y la amistad.