martes, 19 marzo 2024
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Entre el Vacío y la Nada

La convivencia del régimen con el crimen organizado -de cuello blanco, azul y negro- es parte de su estructura genética. Impunemente no se tienen aliados como el ELN, las FARC, el narcotráfico, Hezbolá, Hamas, los gobiernos de Cuba, Rusia y Turquía, sin que la necesidad de permitir sus operaciones conduzca, primero a la permisividad.

Tarek William Saab fue durante años un activista en materia de derechos humanos. Con el régimen de Chávez pasó a ser parte del procerato rojo y, tal parece, ha vivido una tensión entre ese pasado y su compromiso con el régimen. Durante muchos años esa tensión la ha ganado lo que tal vez estimaba era una revolución con la cual se había ilusionado desde sus años mozos, cuando tenía menos kilos y la aspiración de poeta. Hoy Tarek dice que “no sabe qué pasa” con la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía, FAES, a propósito del video macabro en el cual unos trabajadores son obligados a cavar lo que sería la fosa en la que enterrarían a unos secuestrados.

El Informe de la Comisión Independiente de las Naciones Unidas puede ayudar a Tarek a saber por dónde van, literalmente, los tiros: “Existen motivos razonables para creer que agentes de dos cuerpos de policía -la PNB/FAES y el Cicpc- cometieron ejecuciones extrajudiciales durante operaciones de seguridad fuera del contexto de las OLP/OLHP”. Más adelante: “Las investigaciones revelaron que dos fuerzas de seguridad, el Cicpc y la PNB/FAES, fueron responsables de 59% de los asesinatos en los años examinados. Ambas instituciones dependen administrativa y funcionalmente del Ministerio del Interior. Entre 2014 y 2018, el Cicpc fue la fuerza de seguridad más implicada en los casos (45,4%). Posteriormente, en 2019, la PNB/FAES fue identificada como responsable en la mayoría de los casos (64,5% de los casos)”. “Una fuente con conocimiento interno de las operaciones de la PNB/FAES dijo a la Misión que, después de la verificación de antecedentes, el jefe de la operación en comunicación directa con los superiores podría solicitar y recibir ‘luz verde para matar’. Matar correspondía al código ‘Ochentear (80)’. En cuanto a las ejecuciones extrajudiciales cometidas por la PNB/FAES y el Cicpc, la Misión tiene motivos razonables para creer que ciertas autoridades de alto nivel tenían conocimiento de esos delitos y contribuyeron a su comisión”.

Es decir, la FAES es un cuerpo que comete asesinatos en nombre de la República y por autoridad de la ley (del régimen). Cuando no hay una cámara por allí cerca, los crímenes son reportados como enfrentamientos, para lo cual convenientemente no hay rostros sino capuchas. Hay que ver cómo unos personajes actúan con total impunidad porque creen que su deber es “limpiar” la sociedad de aquellos considerados enemigos y que por las vías legales no pueden someter. Esta conversión de cuerpos de seguridad en grupos de asesinos se originó en un doble frente: el de la delincuencia y el de la política.

La convivencia del régimen con el crimen organizado -de cuello blanco, azul y negro- es parte de su estructura genética. Impunemente no se tienen aliados como el ELN, las FARC, el narcotráfico, Hezbolá, Hamas, los gobiernos de Cuba, Rusia y Turquía, sin que la necesidad de permitir sus operaciones conduzca, primero a la permisividad, luego a la complicidad y finalmente a la coparticipación; así se creó el imperio del paramilitarismo en el territorio venezolano, donde los crímenes pueden ser tareas “profilácticas” si los cometen los miembros de la policía roja o los colectivos chavistas.

En el campo de la política, la lección cubana ha sido terminante: acabar con la disidencia por todos los medios, lo que comprende la corrupción, la persecución, la tortura y la muerte. Los civiles y los militares capturados por la Dgcim y por el Sebin han sido torturados de todas las maneras posibles; aún más, el método cubano apela a algo que Pedro Estrada, asesino como era, no se atrevió a usar: el secuestro de familiares para lograr el sometimiento de los “solicitados”. A los detenidos y a sus familiares los han llevado a las casas clandestinas de tortura; allí nadie sabe de ellos, nadie tiene oportunidad de asistirlos, no vienen los abogados ni los enfermeros ni un sacerdote para aliviar el sufrimiento. Esto existe y Tarek lo sabe. No ha actuado pero puede hacerlo, si quiere. No pongo esperanza en esto sino posibilidad.

Una comisión independiente nacional, paritaria entre representantes del régimen y personalidades reconocidas de la oposición, que visite uno a uno los presos políticos, civiles y militares, tal vez sea una ilusión; pero podría abrir el camino para impedir más crímenes contra la humanidad. Sí, ya sé, es poco viable. Es una utopía; pero, quién sabe si el Ser vence al Vacío y a la Nada.