martes, 14 mayo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Cárcava: un socavón local al pensamiento único

La revista guayanesa Cárcava es ingenio de colores, la propuesta dinámica, en momentos en que la piratería nos invade y en que comerciantes de principios y valores vuelven a ponerse el traje de salvadores de la región.

@ottojansen

La anarquía se entroniza en Guayana, se padece. El principio de autoridad es un pasticho amargo, cuyas manifestaciones son un amorfo accionar donde la población escucha que existe en la propaganda pero no cuenta en las noches y días con protección individual o colectiva.

La gobernanza es un recuerdo para los que conocieron algo de esta; mientras que las caretas de los dirigentes y políticos, cayéndose, como dice el gastado estribillo, quedaron superadas por los increíbles saltos acrobáticos, donde igual perdieron los pantalones mostrándose sin pudor en sus grotescas, manipuladas e interesadas argumentaciones con las que ya no convencen a la miseria y al hambre extendida.

El letargo en el sexto mes del año se disfraza con las continuas lluviecitas en este ancho estado Bolívar, en donde sobresale la destrucción, la violencia, junto a los esfuerzos empecinados de la gente por la sobrevivencia. En ese contexto encuentro la iniciativa de una revista digital guayanesa, Cárcava, a la que quiero referirme por su valía.

Permítanme primero, en este mar de problemas económicos, sociales y políticos que tiene nuestra región, destacar un anhelo personal de algunos años: transformaciones trascendentes en las comunidades distantes. Cambios capaces -enfatizo- de la sustentabilidad, una vez vencido este fraude que ha sido el socialismo del siglo XXI. Se trata de impulsar una especie de catedra itinerante por pueblos de Guayana con talleres, conversatorios, charlas y conferencias sobre temáticas desestimadas pero vigentes y directas como el ambiente y la ecología, la historia regional, derechos humanos, nociones de administración, informática, arte y cultura general, entre otras. ¿Por qué? Las razones ahora con los largos meses de la pandemia, se han acrecentado: en nuestros municipios la politiquería ha destruido la educación formal, la revolución paralizó toda iniciativa de gestión pública en los entes locales, que son parapetos al servicio de los caprichos de quienes les conducen. Las bandas antisociales no dejan espacio para los jóvenes y para la población en general que ya no recibe visitas foráneas de los organismos oficiales para la implementación de programas sociales o inauguraciones. La minería ha convertido en escombros a los pueblos y ha llenado su existencia de distorsiones.

A lo largo de estos 22 años, estas jurisdicciones ávidas de novedad y desarrollo solo han contado quizás con una atención de algún programa del nivel universitario en tarea puntual, pero sobre todo con la presencia de las “vanguardias” dirigentes para conminarlas a las campañas electorales, en las que siempre les han impuesto candidatos, les han ofrecido dinero para la “logística” que luego se ha perdido en el camino y donde el fervor popular se lo ha tragado el ventajismo del poder político nacional y regional. Como ocurrirá con las elecciones regionales del 21 de noviembre que quiere el régimen (controlando todo), con sus acompañantes, para aparentar ejercicio democrático. Han sido, por lo tanto, contadas las veces que el conocimiento se ha paseado como instrumento de estímulos, alegrías, transformación y ahora de resistencia por estos linderos de Guayana.

¿Qué tiene que ver Cárcava?

La revista Cárcava (cuyo eslogan es arte, literatura y pensamiento) es un esfuerzo significativo, ya lo dijimos, que un grupo de brillantes intelectuales y docentes de Ciudad Guayana, fundamentalmente, se ha dado a la tarea de impulsar. Al tropezar con su edición (ya tiene dos números), proyecté en el sueño de la catedra itinerante que imagino, ese equipo ideal para resonar lecciones a todo lo ancho de esta Guayana desmantelada. Porque ciertamente, es eso lo que desde ya Cárcava, como palanca de creación, de libertad y conocimiento, difunde en sus páginas, en el espíritu de los textos de narrativa, poesía, entrevistas o ensayo. En el ingenio de sus colores y en la propuesta dinámica, en momentos que la piratería nos invade, los depredadores son héroes y en circunstancias en que los farsantes y comerciantes de principios y valores vuelven a ponerse, para la cuestionada opción electoral, el traje de salvadores de la región.

Al frente del trabuco están Diego Rojas Ajmad y Carlos Yusti, directores; con la presencia en el Consejo Editorial de la versátil profesora Carmen Rodríguez, el siempre combativo poeta Francisco Arévalo, Miguel Gamboa, Franklin Fernández, además de Carolina Fernández; María Eugenia Catoni y Yuri Vallecillos. Aparecen como colaboradores, Morelva Oropeza y Roger Herrera. Son un grupo, seguramente con muchos más a incorporarse, instrumento importante de la esperanza, así como de los sueños guayaneses hacia un futuro de realizaciones, que supere con la condición humanística y de civilidad la presente etapa nacional de violencia y parálisis. A algunos conocemos, de otros tenemos referencias, pero pertenecen, como lo comentaba el doctor Ajmad, a ese socavón, que se abre aquí; no el de México, pero que también va expandiéndose y que no dudo en calificar como la hendidura local contra el pretendido pensamiento único o el celebrado pragmatismo rapaz.

Trocitos… 27 de junio, Día del Periodista venezolano y del aniversario 44 de la Casa de las Ideas: Correo del Caroní; bastión de la prensa crítica e independiente regional. Autoridad moral ante los desmanes contra el periodismo de calidad que han dejado sin voz a la extensa Guayana. Abrazos a la nueva generación que integra sus filas y a todos los profesionales que allí laboran. A David Natera, Alicia Estaba, María Ramírez Cabello, Clavel Rangel, William Urdaneta, José Rivas y Laura Clisánchez, por citar algunos de la familia. Pa ‘lante.