El 15 de septiembre se celebró el Día Mundial de la Democracia, y en Venezuela el nombre de Rómulo Betancourt está, indisolublemente, ligado a esta forma de Estado, que tuvo en la fundación del partido Acción Democrática su punto de partida hace 80 años. La democracia, propiamente dicha, inicia su andadura el 13 de febrero de 1959 con la toma de posesión de Betancourt, quien ganó las elecciones del 7 de diciembre de 1958 con el 49,18 de los sufragios. Un triunfo contundente para abrir las puertas a la democracia, después de las brutales dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez. Y entre una y otra: sobredosis de conspiraciones militares, golpes de Estado, persecuciones, asesinatos, desapariciones, torturas, exilios, et al.
Con la presidencia de RB se inicia una etapa de consolidación de un inédito modelo sociopolítico, que le proporcionó al pueblo venezolano cuatro décadas de paz. Lo que se tradujo en estabilidad, base de sustentación para avanzar con paso firme hacia la reafirmación de un país, que se convirtió en referencia para la región, y puerto seguro para muchísima gente del continente europeo, que todavía sufría las terribles consecuencias de la segunda guerra mundial.
Con 52 años en 1959, Betancourt asume la presidencia de un gobierno de coalición, conformado por los partidos Unión Republicana Democrática (URD), el Social Cristiano Copei y Acción Democrática. Estas organizaciones suscribieron el Pacto de Punto Fijo el 31 de octubre de 1958. Evento de enorme significación para apuntalar la naciente democracia, que garantizaba el respeto a la alternabilidad, las comprometía a apoyar al ganador y a compartir las tareas de gobierno. Nada fácil aquel primer año con mucha violencia callejera, huelgas de trabajadores, contracción productiva, baja en los precios del petróleo, y la espada de Damocles del castrocomunismo pendiendo sobre una frágil democracia, que buscaba puntos de sustentación para no sucumbir.
El primer año de la década de los años sesenta fue un verdadero desafío para el liderazgo democrático. El huevo de la serpiente -depositado por el castrismo en el imaginario de ciertos sectores- eclosionó con tanta fuerza que se produjo la primera división de AD. Casi simultáneamente se descubren las conspiraciones de altos jerarcas militares que intentaban debilitar al gobierno. Jesús María Castro León, quien fue ministro de la Defensa de la Junta Patriótica (1958) se alzó, acompañado por otros exoficiales como Juan de Dios Moncada Vidal. Un teniente coronel que luego fue jefe de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). En junio de aquel año detonó una bomba en el Paseo Los Próceres que casi acaba con la vida del presidente Betancourt. Se comprobó que el complot fue urdido por Rafael Leonidas Trujillo, el tirano que esclavizó al pueblo dominicano durante 30 años.
El año 1961 se subleva el coronel Edito Ramírez y ataca al Palacio de Miraflores, el PCV en su III Congreso toma el camino insurreccional, se produce el barcelonazo, se rompen las relaciones con la dictadura cubana y AD sufre su segunda división. El 62 es una prueba más de resistencia con la ilegalización del PCV y del MIR, unida a la declaración del ministro de la Defensa ante la Cámara de Diputados, al advertir que “el país se encuentra casi en un estado de guerra revolucionara”. La guerrilla en la montaña y los militares en los cuarteles parecen trabajar en comandita, para llevar adelante las sublevaciones conocidas como el carupanazo y el porteñazo.
1963 le tiene reservada a la democracia y a Betancourt otra odisea. Se restablecen las garantías, pero en los primeros días de enero es asaltado el Museo de Bellas Artes, luego la FALN captura al buque Anzoátegui, se rompen las relaciones con Haití, es extraditado Marcos Pérez Jiménez de EE UU y se produce el asalto al tren de El Encanto. Sin embargo, el 1 de diciembre hubo elecciones. Gana Raúl Leoni, pero triunfa la democracia al producirse un traspaso de mando gracias a un proceso electoral, cuya abstención no superó el 10%.
Betancourt defendió la democracia hasta su último aliento. Desde el principio supo del asedio, que tuvo su base de operaciones en República Dominicana con la ayuda de Haití y Cuba. Una de sus primeras batallas fue enfrentar a Fidel Castro, quien llegó a Venezuela el 23 de enero de 1959, cuando Betancourt ni siquiera había asumido la presidencia. Castro buscaba -lo que luego consiguió con un teniente coronel arrodillado- la riqueza petrolera venezolana, para afianzar lo que sería la más brutal de las dictaduras del continente. Betancourt no aceptó la propuesta de Castro, lo que salvó la democracia, y nos permitió convertirnos en una nación civilizada, educada y libre durante 40 años.
Agridulces
De vendedor de llaveros a potentado, por la gracia de Piedad. Gran empresario en el mundo-mundial e inversor multimillonario. De importador y preso caboverdiano a embajador plenipotenciario y negociador en una mesa de diálogo, donde se discute sobre el hambre de Venezuela: el país que lo hizo millonario.