La junta administradora ad hoc de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) denunció, en un comunicado, que “la revolución chavista ha sido muy eficiente en el desguace de la industria del aluminio, tirando al basurero una inversión de 5 mil millones de dólares”.
Quienes suscriben el documento, aseguran que “a pesar de las enormes riquezas y beneficios que generó al país y al mundo la industria del aluminio ubicada en Guayana, la ambición desmedida y el poder de destrucción de la usurpación, se hicieron presentes para llevarla a la quiebra y con ella, no sólo el futuro de una nación sino también a sus trabajadores”.
Agregan que el gobierno acabó con Alcasa y ahora está “despedazando” Venalum, empresa que llegó a ser la más rentable del mundo y que ahora está “paralizada y destrozada y además con deudas multimillonarias”.
Hace una semana, Venalum inició el desmontaje de 360 celdas de reducción de aluminio primario del complejo II de la planta, área en la que la estatal proyecta instalar celdas V-350. El plan es considerado por los trabajadores como inviable.
Los voceros del gobierno interino destacan que “el detalle más doloroso” es la masa de empleados que han perdido sus puestos laborales y que quienes aún están trabajando, reciben salarios “de hambre” y su futuro es pasar a engrosar las estadísticas de desempleo del país.
En el escrito también afirman que “la guerrilla colombiana tiene en posesión la mina de bauxita en Los Pijiguaos” y agregan que, en el caso de esta planta de Bauxilum, reiniciar operaciones tiene un costo estimado en miles de millones de dólares.
Alertan que, aunque las operaciones están paralizadas, existe el riesgo de un desastre ecológico que afectaría a cuatro países: Guyana, Surinam, Cayena y Brasil, debido a las condiciones de las lagunas de lodos rojos de la planta en Matanzas, cuyos diques están prácticamente al máximo de su capacidad, además de las filtraciones denunciadas desde hace años hacia el río Orinoco.
