El régimen venezolano pretende erigirse en una tiranía hereditaria casi que de corona, mientras que, a sus aliados españoles y asociados, les entrega la extracción de recursos en bandeja de plata.
La macolla dominante -conformada por un ominoso, desacreditado e iletrado ejército de vagos- no puede aceptar que el atormentado y humillado pueblo venezolano busque una salida para recuperar la libertad mediante el voto.
“Iremos a enfrentar la trampa del CNE y pondremos al mundo entero junto a nosotros para lograr los cambios y tener las condiciones que van a hacer respetar la soberanía popular”.
“No creo que exista un mecanismo o un método más confiable que la primaria que hoy estamos preparando”.
El nefando Leopoldo I, perpetrador del saqueo contra aquella colonia del África central, se nos presenta muy decente, decentísimo, ante quien en febrero de 2016 decretó la autocolonización extranjera de nuestro territorio, mediante la constitución del llamado “Arco Minero del Orinoco”.
Se le conoce, indistintamente, como infierno verde y como cementerio. Es una serranía con 750 km cuadrados de extensión que penetra en Colombia hasta desaparecer en el golfo de Urabá.
En las tiranías ocurren extremos desde sea la izquierda o derecha, aunque esas lateralidades no siempre aplican. Con el régimen actual en Venezuela las ideologías son meros vehículos para enquistarse en el poder.
Esos personajes (con calificados operadores) cambiaron de caballos y varios se hicieron revolucionarios haciéndose parte de la rebatiña que ha hundido a Guayana. | Foto William Urdaneta
La riqueza del cogollo se levanta sobre la miseria de las grandes mayorías. Estas se confundirán primero, pero luego extenderán la mano de la mendicidad para recibir limosnas. | Foto cortesía
Esta tiranía -que es también de la imagen- me condena a ver cientos de fotografías del ocupante de Miraflores, por lo que no puedo evitar encontrar parecidos, que van más allá de lo deseable, en este caso con Sadam Hussein. | Foto cortesía