Para el mundo la paciencia de los venezolanos parece infinita. Se admira la capacidad de resistencia, pero impresiona la falta de reacciones definitivas para poner fin a cuanto sucede.
Las primeras actuaciones del nuevo presidente, más allá de la retórica circunstancial del inicio, son altamente preocupantes. Se corresponden con sus antecedentes no tan remotos y con sus posiciones políticas contrarias a nuestra razón de ser en la vida pública y hasta en la privada.
Lo que no debemos hacer es caer de nuevo en un electoralismo sin sentido a tres años de distancia del momento en que se empezaría el cambio de régimen en caso de triunfar y de que ellos aceptaran pacíficamente el proceso y su derrota.
Tengo la convicción de que Venezuela tiene proyectos, ideas y programas concretos para superar toda la situación actual. También la gente, dentro y fuera del país capaz de ejecutarlos.
De tal modo que, llegado 2022, en el fragor de la guerra contra Ucrania y en la puerta de entrada y de salida entre el Oriente y el Occidente, China y Rusia le imponen a Occidente, como paraguas, su catecismo. En pocas palabras, le financian su derrota.
Los añejos pueblos del estado Bolívar parecen condenados al ostracismo. La alternativa democrática es un sueño etéreo, secuestrado por piratas de la sabana.
Debemos defender principios y valores mediante el ejercicio pleno de nuestros derechos, a pesar del clima de miedo y represión que mantiene el régimen y las acciones concretas para estimular la división entre nosotros.
Las operaciones políticas en momentos de mayor oscuridad tienen las particularidades de llegar a potenciar “chispas” renovadoras, movilizaciones de conciencias, surgimiento o confirmación de tendencias que no parecían tales.
Para el ensayista y crítico cinematográfico hay una realidad que supera la ficción. A sus 91 años desea vivir algo más para contemplar el final de la película del socialismo del siglo XXI.
Total, que el “Iluminado”, en referencia, viose forzado a suspender, sine die, su pretendida gira triunfal por el Cono Sur. Ya que no pudo tararear las coplas de “Mi Buenos Aires querido” en la legendaria “Calesita”, Corrientes 348.