Todo muy progresista, todo muy de socialismo del siglo XXI, pero hay que arreglar y pagarle al fondo y a los bonistas. Un tire y afloje que no le será fácil a los Fernández, declaren lo que declaren.
Entre los invitados internacionales a la cita se encuentran el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel; el de Paraguay, Mario Abdo Benítez y el de Uruguay, Tabaré Vázquez.
La pregunta es si Alberto Fernández tendrá permitido el pleno uso de los poderes que entraña el cargo, o será un títere de Cristina Kirchner, y de su hijo Máximo, ambos procesados por corrupción y libres por sus fueros.
Pobre Fernández, entre la interna, con la familia Kirchner y seguidores picaneando y la externa, va a tener una ardua tarea. La cosa no se arregla con declaraciones, ni con la ayuda del papa Francisco.
Hasta la noche del lunes, el presidente electo no había respondido la felicitación del dictador venezolano.
Los argentinos están en la mira de la región. Y no es que se les esté apuntando; simplemente se les mira con expectativa por lo que van a decidir en las elecciones del próximo domingo 27.
“Las dictaduras suelen tener un origen no democrático, y no es el caso de Venezuela. Pero muchas veces las democracias, por abuso de quien gobierna, se convierten en autoritarismos, que es lo que yo digo que ocurre en Venezuela”, dijo el candidato argentino Alberto Fernández.
Lo de Argentina es bien sui géneris, los presos pueden ser candidatos y votan y dirigentes como Cristina Kirchner que tiene once causas abiertas en la justicia está libre. Los fueros parlamentarios en Argentina dan para todo.
“Vamos a revertir esta mala elección de ayer (domingo) para que el cambio continúe”, prometió el presidente argentino luego de su derrota ante el kirchnerismo en las primarias del domingo.