lunes, 18 marzo 2024
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Especial | Desidia y negligencia gubernamental hunde a Ciudad Guayana en más de 60 cárcavas

Los últimos estudios oficiales reportan entre 62 y 64 cárcavas. A pesar de los recursos aprobados de 2013 a 2016, solo una de ellas se reparó luego de las constantes denuncias y protestas vecinales. Del resto de los recursos no hay rendición de cuentas. | Fotos Jhoalys Siverio

Para 2013 había 62 cárcavas en Ciudad Guayana, de acuerdo con los datos que manejaba el Consejo Legislativo del estado Bolívar (CLEB), ente que aprobó recursos en créditos ordinarios y adicionales para la atención de las que representaban mayor riesgo.

La Alcaldía de Caroní y la Gobernación de Bolívar también anunciaron inversiones millonarias, pero en la práctica solo una fue reparada. Esta es la cárcava Churúm Merú, en Alta Vista, a la altura de la carrera Churúm Merú. El CLEB aprobó Bs. 28.000.000 en créditos adicionales, y la Alcaldía un total de Bs. 15.000.000. Hubo otras inversiones destinadas a inspecciones, cambio de topografía y saneamiento.

Para el resto de las cárcavas, al menos a las que se destinaron recursos por representar riesgo de magnitud para las comunidades, no hubo ninguna mejora. Algunas, incluso, empeoran con cada torrencial de lluvias en Ciudad Guayana.

Correo del Caroní hizo un recorrido por algunas de las más de 60 cárcavas que crecen por el abandono oficial. La llamada Cañón del Diablo, ubicada en el sector San José de Chirica, en San Félix, es uno de estos casos.

En 2013, el CLEB aprobó dos créditos adicionales de Bs. 4.000.000 cada uno para la cárcava Cañón del Diablo, lo que equivalía en ese entonces a más de 600.000 dólares. En 2014 hubo un tercer crédito por Bs. 20.867.277, y en 2016 el exgobernador Francisco Rangel Gómez destinó Bs. 110.000.000.

Para esta cárcava se hizo un trabajo de embaulamiento, pero los vecinos acotaron que no se completó.

“Hicieron ese trabajo hasta la mitad. Cuando llueve es horrible. En cualquier momento vuelve a ceder lo que ya trabajaron porque no se hizo completo y el agua se va llevando todo eso”, comentó un vecino de la zona, quien dijo haber olvidado cuándo fue la última vez que se apersonaron autoridades gubernamentales o institucionales.

El exdiputado del CLEB, César Ramírez, legisló precisamente para el período en que se aprobaron los créditos destinados a la atención de las cárcavas.

“Tanto la Alcaldía de Caroní como la Gobernación de Bolívar incluyen siempre en su presupuesto ordinario, partidas para la intervención de estas cárcavas. Cuando ejercí en el CLEB (enero 2013-mayo 2018), aprobamos créditos adicionales para la reparación en intervención de las cárcavas de Alta Vista-Churúm Merú (que fue la única que se reparó por la presión que ejercieron los vecinos), la cárcava de Cañón del Diablo y la de La Victoria”, recordó.

“Esas dos últimas, a pesar de que fue entregado el dinero, contratada la obra, nunca se culminaron y no se aprecia el trabajo realizado por el monto de inversión que se le hizo. Eso es producto de la ineficiencia, de quienes estaban a cargo de la Alcaldía de Caroní en su momento, de la Gobernación y la corrupción galopante, ya que no se aprecia ninguna obra de envergadura que justifique lo que se ha invertido en estos últimos 10 años en las cárcavas”, agregó a su denuncia.

La que surte de agua 

En el sector La Victoria, parroquia Vista al Sol, la cárcava pone en riesgo directo por lo menos a cinco viviendas que están a las orillas. Pero a la vez, de esta cárcava es de donde se surte de agua diariamente la comunidad. Aseguran que es agua de manantial y es la única que utilizan. Afirmaba Rangel Gómez que el 90% de los hogares en Bolívar tenían agua por tubería, de calidad y sin restricciones; la realidad de La Victoria contradice las afirmaciones del exgobernador.

Desde los más adultos hasta niños, bajan a la zona para hacer cola y cargar agua en baldes o botellones. Además del peligro que significa por la profundidad y que el terreno cede cada vez más, el espacio está convertido en un basurero.

“Para la cárcava vienen a agarrar agua de este y otros sectores aledaños porque más nunca nos llegó el agua, hasta el aseo se perdió de por vida, igual el alumbrado. En la noche esto es un peligro”, comentó un vecino de La Victoria.

Anteriormente ordenaron el desalojo de 11 casas. Unos lo hicieron, pero otros siguen en ellas por no tener otro espacio para habitar. “Hablan de reubicación pero no le dicen a uno para dónde”.

Lluvias acentúan el problema 

Con las lluvias de agosto de 2021 se desplomaron otros tramos de la cárcava. El borde está apenas a un metro de la vivienda de Melis Santos.

Diseños Roberth Delgado

“Yo tengo 29 años viviendo aquí y esto antes era un caserío normal. Como desde hace 13 años fue que se hizo una cárcava. Dicen que es una alcantarilla que está por debajo y va cayendo por el río Trapichito. En esa cárcava hay una tubería de aguas blancas que se quemó por la cantidad de basura que hay (y generó una combustión espontánea) y no se puso más ese tubo, ni se arregló ni nada. Tenemos que buscar agua en la quebrada y yo soy una señora mayor, no puedo andar en eso”, manifestó Santos.

A consecuencia de la basura y maleza que se acumula, la comunidad registra brotes de paludismo y diarrea. La limpieza de la cárcava queda bajo responsabilidad de los vecinos.

“Acá ofrecieron seis casas para los damnificados, pero ni dieron casa ni solucionaron el problema. Tito Oviedo, el alcalde, solo lo he visto una vez por acá”, dijo Santos.

Otra de las afectadas es Nerarda Mattey. Tiene tres años viviendo en el sector La Victoria, justo al frente de la cárcava. Antes de mudarse vivía alquilada, al no tener cómo seguir pagando, le permitieron habitar la vivienda que estaban desocupando por medidas preventivas.

“Estoy en diligencias para que me den una vivienda pero no he tenido respuesta. Cuando llueve esto es horrible, porque cede la cárcava y el agua también se mete en la casa. Hasta la basura casi que la tenemos dentro de las viviendas y el olor es horrible”, manifestó.

10 años de abandono 

Otra cárcava que representa un riesgo, no solo para el que habita en espacios aledaños, sino para cualquiera que transite por la calle María Teresa del Toro, es precisamente la de la UD-102 de San Félix, con más de 10 años sin la mínima atención.

“La última vez que hicieron un trabajo fue hace más de 10 años, y fue un mateo. Cada vez que llueve eso se va comiendo más y más y va agarrando la avenida, que ya tiene un pedazo de carretera desplomado. En cualquier momento que llueva fuerte se puede llevar todo eso”, denunció Yenny Vera, residente del sector.

Como sucede con otras cárcavas, esta terminó siendo un vertedero de basura.

“El olor que se desprende es como si destaparan las cloacas. A veces se ven niños viviendo allí y gente buscando entre la basura”, lamentó Vera.

El agua contaminada de la cárcava de la UD-102 cae en la laguna Las Delicias y corre hasta terminar en las aguas del río Caroní, frente al malecón de San Félix.

Miedo a una tragedia 

Wilmer López, habitante del sector Los Alacranes, en San Félix, recuerda cuando en 2002 tuvieron que desalojar más de 20 viviendas por el peligro que implicaba la cárcava que afecta a esta zona, y se extiende hasta los sectores Pinto Salinas y El Rinconcito.

“Eso está feo, feo, y no se ha recibido ningún tipo de atención. Ya la cárcava está llegando a la calle principal, y al frente hay edificios y otras viviendas cuya distancia son que si 10 metros”, comentó López.

Por lo menos cuatro viviendas de la calle 7 son las que están en mayor riesgo. Las mismas, sin embargo, se construyeron sin permisología luego de aquel desalojo de 2002, cuando quedó el terreno baldío. Los residentes alegan la necesidad de vivienda, como ha ocurrido en otros terrenos de la ciudad, incluso no zonificados para uso residencial.

“En 2002 se cayeron 24 casas y a la gente la reubicaron en un terreno disponible aquí mismo en Los Alacranes. Luego se hizo el embaulamiento, y entonces fue que construyeron esas casas que tienen más de 10 años allí. Pero porque sea invasión no justifica que los entes no le presten la atención, porque no son nada más ellos, eso sigue socavando y agarrando hacia las demás viviendas”, advirtió López.

Esta cárcava también la usan “chatarreros”, quienes han cargado hasta con las planchas que quedaron del embaulamiento.

Además de Los Alacranes, Pinto Salinas y El Rinconcito, esta misma cárcava afecta parte de la avenida Antonio de Berrío, luego de pasar la sede de la Hyundai. Las aguas socavan la calle por donde diariamente circulan vehículos livianos y pesados.

Una caja chica 

Para la cárcava de La Victoria, el CLEB aprobó entre 2013 y 2014 tres créditos adicionales que sumaron un total de Bs. 18.000.000. Si bien las cuentas se pagaban en moneda nacional, para entonces -al valor del dólar preferencial oficial- el monto equivalía a unos 2.857.142,86 dólares.

“Las cárcavas se han convertido en un barril sin fondo, en una especie de caja chica de los gobernantes locales, donde todos los años se presupuesta, se contrata y las cárcavas están en igual o peor situación”, denunció el exdiputado César Ramírez, quien también afirmó que nunca hubo rendición de cuentas.

“Cuando fui con los consejos comunales de La Victoria y los del Cañón del Diablo, inmediatamente se apersonaban los diputados del PSUV a amenazar a los consejos comunales con quitarles supuestos beneficios si seguían trabajando de la mano de diputados de oposición. Los únicos vecinos que se atrevieron y dieron la lucha fueron los de Alta Vista, y a ellos sí se les solucionó, por su accionar. Esto quiere decir que es necesario que los vecinos se involucren en la denuncia y la protesta para una solución al problema de las cárcavas”, concluyó Ramírez.

Sin respuestas 

Mientras tanto, otras cárcavas en Ciudad Guayana siguen creciendo y peligran familias aledañas. Es lo que sucede desde hace aproximadamente dos meses con la ubicada entre Campo A3 de Ferrominera y Villa Granada, en Puerto Ordaz.

La rotura de una tubería de 16 pulgadas sin ser atendida agrava el problema, y la socavación se acerca cada vez más a la avenida Venezuela, en peligro de derrumbe, ya que está quedando al descubierto una tubería de 66 pulgadas, cuyo desplome formaría una cárcava mayor.

Juan Carlos Somoza, residente del Campo A3, sostuvo que han enviado cartas a Inviobras, Hidrobolívar, Ferrominera, Alcaldía, pero de ningún ente han recibido respuesta oportuna.

“Como no se ha recibido respuesta, las urbanizaciones tendremos que comenzar a trancar la calle para protestar, ya que no tenemos solución”, manifestó.

Lo mismo ocurre en la calle Occidente del Campo A2 de Ferrominera, a la altura del Parque Los Aceites. Si bien no hay una cárcava de magnitud, un tramo de la calle, justo donde se ubica un poste, sigue socavando por debajo del asfalto en dirección a las casas cercanas.

En la urbanización Isla Dorada, en la avenida Atlántico de Puerto Ordaz, otra pone en peligro a 322 familias de este urbanismo. La advertencia se viene haciendo desde agosto del año pasado.

“Los postes de alta tensión se están socavando por la parte de abajo. Es posible que también terminen cediendo. Es importante que lo entiendan. El sector UD-310 y el eje Atlántico se pueden ver afectados con el servicio eléctrico, hasta por varios días”, alertó entonces Raúl Gaspar, residente de Isla Dorada.

Entre Santa Rosa y Villa Bahía, en el eje Atlántico, hay otra formación de cárcava que se extiende con cada temporada lluviosa y afecta zonas cercanas. En un sector de Santa Rosa, en menos de dos meses comenzó a ceder parte del borde de una cárcava en la que al fondo llegan personas a buscar material estratégico entre las aguas que corren precisamente desde Isla Dorada, y que recorren toda la avenida Fuerzas Armadas.

¿Por qué se forman las cárcavas? 

El ingeniero Simón Yegres, miembro de la ONG Contraloría de lo Público y lo Urbano (CPU), explicó que de acuerdo con las informaciones analizadas, “desde el punto de vista técnico geológicamente en Guayana hay tres grandes sectores o composiciones de la tierra. La primera de ellas es un basamento rocoso de la edad precámbrica, que se dice que son las formaciones rocosas más antiguas de la vida del planeta tierra; también hay aluviones recientes que fueron posteriores a ese basamento rocoso; y hay un sector llamado sedimentos no consolidados, sobre todo arenoso y arcilloso”.

“Esos sectores tienen una formación mesa, que es buena parte de los terrenos que están al norte del estado Bolívar, haciendo contacto con el Orinoco. Por causas naturales o inducidas se han intensificado las erosiones en diferentes partes y es lo que está ocurriendo en Ciudad Guayana, aguas, ubicación de construcciones, falta de mantenimiento en unas situaciones que ha generado aparición de cárcavas”, agregó Yegres.

Señaló que hay erosiones que son concentradas y esas dan origen a las cárcavas. En todo caso, las causas inducidas deben procurar corregirse y tomarlas en consideración dentro de la planificación de la urbe.

Destacó que en 2015, un estudio de Protección Civil en conjunto con Bomberos Municipales de Caroní determinó que había 64 cárcavas en Ciudad Guayana, de las cuales cinco estaban activas, y las otras se mantenían más o menos estables.

Estima que a la fecha hayan aparecido unas cuatro o cinco cárcavas más. “Podríamos decir que hay 69 cárcavas en Ciudad Guayana, que deberían causar conmoción en las autoridades. Eso significa un peligro para el desarrollo de la ciudad y la seguridad de la gente. Pero las instituciones no plantean nada, no aparece en los presupuestos de la Alcaldía, de Gobernación, de la CVG, nadie deja un bolívar para atender esa situación y ni siquiera hablan de eso”, cuestionó Yegres.

Planteó que de acuerdo con la dimensión que implica, atender el problema se requiere alta experticia técnica, ya que cada una tendrá una forma de intervención diferente. En segundo lugar, por el estudio y trabajos a realizar, son necesarias inversiones cuantiosas.

Además considera que debe haber una oficina encargada exclusivamente de atender estas zonas de riesgo, coordinada y complementada por las instituciones oficiales en la ciudad, así como solicitar los recursos necesarios a entes nacionales e internacionales, debido a la alta exigencia económica que implica atenderlas.

“Podríamos tener unos casos terribles ante una amenaza real que representan las cárcavas en la ciudad”, alertó.

La falta de mantenimiento de las calles y avenidas en la urbe, tuberías rotas sin atender, también favorecen la formación de grandes huecos, que generan la preocupación en los ciudadanos de que terminen convertidos en especies de cárcavas por la magnitud, como sucedió en 2014 en la vía Colombia, a la altura de la urbanización Villa Alianza, en Puerto Ordaz.

La calle se fue deslomando hasta que cerraron la vía por varios meses hasta su reparación. Dos vehículos cayeron en los grandes huecos que se formaron en la vía, uno a la altura de la estación de servicio Villa Bolivia.

En 2015 los vecinos de Villa Alianza percibieron que nuevamente la calle se hundía. En 2016, un camión se estacionó frente a una tienda de autorepuestos cuando de pronto el pavimento cedió y dejó una de las ruedas atrapadas en el hueco que se formó.

Si bien se reparó, nuevamente se observa cómo la vía vuelve a ceder y formó dos grandes cráteres en el canal derecho de la vía Bolivia, antes de llegar al elevado del Colegio Loyola.

 

 

Cárcavas de mayor riesgo 

En 2013 la Alcaldía de Caroní creó la Unidad de Control de Cárcavas, adscrita a la Coordinación de Desarrollo Urbano. Esta determinó que las que presentaban mayor grado de riesgo y de mayor urgencia para su intervención eran:

  • Cárcava de la carrera Churúm Merú (única reparada)
  •  Cárcava de Los Alacranes
  • Cárcava Virgen del Valle
  • Cárcava El Porvenir
  • Cárcava Cañón del Diablo
  • Cárcava Villa Bahía

De acuerdo con el diagnóstico y resumen entregado al CLEB, estas cárcavas afectan a varias zonas de una misma parroquia.