Si logramos repetir el esfuerzo de defensa del voto de manera similar o mejor que en el 2015, y se establece el acuerdo de hacer prevalecer la ley, sin dudas tendríamos un nuevo amanecer en Venezuela.
Posicionar la ideología comunista aderezada tropicalmente con narcotráfico, terrorismo y desorden social constituye el acontecimiento más importante de la humanidad desde la caída del muro de Berlín.
Debemos aceptar que la problemática Venezuela, está poniendo en jaque a todo el continente suramericano. Ningún país, está en condiciones de continuar lidiando con esta inmensa masa humana.
Hoy son las circunstancias venezolanas, pero mañana no sabemos qué pueda pasar y si habrá que producir un tránsito de la misma magnitud que requiera usar el mismo criterio para resguardar y proteger los derechos humanos.
La gravedad y peligrosidad de un retorno no controlado ni ordenado de los venezolanos a su país pudiera desencadenar en una crisis internacional latinoamericana y comprometer soberanías, gobernabilidad y derechos humanos.
Lo verdaderamente importante es seguir sumando voluntades. Vendrán días tenebrosos; sin embargo, la idea de mantenerse en pie es la que al final vencerá; y con ello, un nuevo episodio ha de venir, lleno de luz, tranquilidad, pero sobre todo, de mucho entusiasmo por recuperar nuestro país.
No importa que el Estado sea negligente en su rol de proteger los derechos humanos lo verdaderamente importante, es que la empresa los respete a través del cumplimiento de la debida diligencia.
Todos hacemos falta en esta convocatoria. Es un derecho constitucional al que no podemos renunciar porque todos los esfuerzos realizados suman en la intención de sacar a esa banda de delincuentes que hacen vida en las instituciones del país.
No podemos adoptar los modelos periclitados de la década de los 70 ni mucho menos de la propuesta chavista-madurista. Debemos apuntar nuestra visión hacia la modernidad inteligente con inclusión y respeto por los derechos humanos.