El cambio en la sociedad venezolana del siglo XXI tiene nombre de mujer; eso será una realidad por mucho tiempo. Lo que no podemos perder de vista es que las transformaciones son posibles, no podemos conformarnos con acuerdos de elites y personajes mediocres.
Hay grandes elementos para el optimismo en nuestros pueblos, pero ha de avanzarse en la comprensión y valoración de la modernidad, justicia social, eficiencia, educación, Estado de derecho y voluntad política.
Sin embargo la realidad estructural de Venezuela tiene rasgos distintos en el momento actual. Demasiadas carencias se mueven al abismo sin fin de la oscurana de obstáculos llevando consigo un grito feroz y desgarrador.
Lo medular de la reflexión de Bayly es el papel de los Estados Unidos en la solución a la crisis venezolana y en este sentido, más allá de sus apreciaciones, vale la pena destacar sus palabras de proyección en la presente coyuntura.
Cuando el Estado es quien te vigila y te quita la libertad ciudadana irrespetando el estado de derecho, no pueden formas oxidadas de acción cívica y del acostumbrado “juego político” las que sirvan de defensas a estos embates.
Son un par en una sola; no sé si se estila, pero me permito hacerlo en momentos que cuenta mucho no dejar por las formas las palabras que puedan ser de alguna manera compañía en la niebla o en las aguas revueltas que vivimos.
Venezuela entra en un cuarto oscuro con la característica que cada persona se defenderá como pueda cuando el régimen tiene, también ciego, todas las armas y las usará contra el contrario o aliado a su visión de control.
De la procesión en Lima, el 14 de enero, se percibe el uso con solemnidad y cariño de los símbolos de una Venezuela que puede mostrar su orgullo por encima del drama de la emergencia humanitaria, razones de la diáspora en tierra inca.
Si esta condición persiste, en un instante del 2024 que tropezamos con el azar de supuestos acuerdos, a potestad de un régimen especialista en el engaño, los cambios quedarán en la inercia dictatorial, así en apariencia haya avances.
Queda mucho fariseismo de todos colores, y todavía más en la extensa Guayana, pero haremos posible nuestra faena como se hace en cada rincón dentro y fuera del país. Feliz Navidad y próspero año nuevo 2024.