Con temple y coraje, allí están de cara al sol: las maestras y profesionales en todas las especialidades, las madres de familia, las pensionadas, las jubiladas, las defensoras de los derechos humanos, e incluso las que están injustamente encarceladas.
En el arco minero se reproduce la estratificación social que impuso el socialismo del siglo XXI en Venezuela. Esto es 5% con poder absoluto, con todos los recursos y apoyo total, y 95% que entrega su vida a la más primitiva y deshumanizada explotación.
Es un armatoste que sólo protege a la élite dominante, mientras las mayorías escarnecidas son objeto de los más terribles atropellos, que deben soportar estoicamente.
El socialcomunista Pedro Sánchez ha marcado un antes y un después en la todavía joven democracia española. Ha vulnerado su institucionalidad y ha conseguido poner de rodillas, entre otros, a medios como la Cadena SER o El País.
Sebastián Piñera contribuyó -y mucho- para que en Chile exista una democracia de calidad. Sin complejos, se mostró como lo que era y consiguió reinstaurar una propuesta pragmática de derecha entre los chilenos.
Van, amenazantes, por la calle del medio, con armas y cara de perro, declarando inhábil o incapaz a quienes le hacen frente y tienen un liderazgo incuestionable.
Muchos venezolanos no celebraron aquel fin de año del 57, porque la expectativa y el estado de alerta deben haber sido mayúsculos, entre un importante número de los 8 millones de almas que poblaban este territorio.
Después de un cuarto de siglo la ignorancia ha descendido de la cúpula al pueblo. Porque es su activo fundamental para mantener en la indigencia material y espiritual a las grandes mayorías.
El petro no llegó a la adolescencia. Fue asesinado por sus creadores, quienes le asestaron unas cuantas puñaladas y le dieron su baño de sangre el pasado marzo, cuando se suspendió.
Picón Salas apuntó que Venezuela entró al siglo XX en 1935 cuando murió J.V. Gómez. Hoy cabe preguntarse cuándo se iniciará el siglo XXI en esta colonia castrocomunista: oscura, tenebrosa y en permanente involución.