El probable advenimiento del kircherismo con la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner asustó a los mercados, pero puso muy contentos a los peronistas, no obstante cual todos salieron a comprar dólares.
La prensa y los periodistas se enfrentan a los Bolsonaros y los Trump, y es lo que corresponde. Es en defensa de sus derechos, en el de ejercer libremente su actividad profesional y el de poder informar sin trabas.
La cuestión es simple: adiós a Maduro, llamado a elecciones libres y por supuesto, este es el costo, garantías para Diosdado y sus camaradas. Ojalá se dé.
Lo de Argentina es bien sui géneris, los presos pueden ser candidatos y votan y dirigentes como Cristina Kirchner que tiene once causas abiertas en la justicia está libre. Los fueros parlamentarios en Argentina dan para todo.
El “diálogo” para lo único que ha servido ha sido para prolongar el sufrimiento de los venezolanos y mantener a Maduro como dictador.
Si es electa más que como vicepresidenta lo será como reina, por libre decisión de sus conciudadanos. Allá ellos: hace 4 años se aseguraba que si seguía Cristina en 2 años Argentina sería una nueva Venezuela, hoy se asegura que si gana conseguirá ese objetivo.
Los neoprogres, para abreviar, en los 3 días que se reunieron en Puebla no se acordaron que los gobiernos neoliberales a que se refieren fueron democráticamente electos ni tuvieron tiempo para el tema Venezuela ni la corrupción ni el deterioro del estado de derecho en ese país.
¿Y por qué esta vez sí confiar en un diálogo con la dictadura? Porque el régimen está muy acorralado. Sus mentiras y excusas han perdido fuerza y credibilidad. El informe Bachelet fue el golpe de gracia.
Ese informe es una forma de decir no que el régimen de Nicolás Maduro está desnudo, sino una forma de mostrar que los que están desnudos son los gobiernos y países que apoyan la dictadura venezolana, los que se abstienen.
Antonio Guterres habló de “negociaciones serias”. ¿Lo dijo en serio?, ¿con la dictadura chavista?, ¿con Maduro y los generales?