jueves, 28 marzo 2024
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Dos empresas en Guayana avanzan en el reciclaje de plástico y la disposición final de desechos electrónicos

La gestión adecuada de los desechos urbanos es un problema que afecta a toda Latinoamérica. En Ciudad Guayana hay dos experiencias que basan sus procesos en la reutilización de plásticos y desechos electrónicos.

@joelnixb

El servicio de aseo urbano en Ciudad Guayana es deficiente. En algunas comunidades no pasa desde hace tres años. En las calles es común observar montañas de basura y los zamuros sobrevolando son parte del día a día. Un par de empresas en Ciudad Guayana están aprovechando los residuos para lograr una disposición final adecuada y generar empleos. Su labor se enfoca, por ahora, en los desechos plásticos y electrónicos.

En Latinoamérica y el Caribe un tercio de los residuos urbanos generados terminan en basureros a cielo abierto contaminando el suelo, el agua y el aire, de acuerdo con el informe regional más reciente del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El estudio establece que diariamente 145 mil toneladas de basura son dispuestas inadecuadamente en basureros, donde se queman y se realizan otras prácticas inadecuadas. Cada habitante genera -al día- un kilogramo de desechos, por lo que en la región se generan 541 mil toneladas diarias de residuos. Las cifras van en aumento y de seguir así estos cálculos aumentarán al menos un 25% en el 2050.

Para mejorar, según la ONU, se requiere en toda la región un servicio de recolección de residuos regular y confiable, pues diariamente 35 mil toneladas quedan sin recogerse, afectando así a 40 millones de personas e incidiendo mayormente en las zonas empobrecidas y rurales de Latinoamérica.

La disposición final adecuada, proceso que se centra en asignar un lugar especial diseñado y autorizado para depositar los residuos no renovables, es una medida que ha funcionado significativamente en las décadas recientes en la región, según el informe.

De plásticos desechables a mangueras

En Ciudad Guayana, la Industria Santos Duque -ubicada en la zona industrial Matanzas Sur- inició operaciones en 1998 con el objetivo de revender productos plásticos agrícolas y de construcción. Un año después, debido al incremento de los costos de transporte, se vieron obligados a fabricar mangueras y tuberías. “Es cuando surge el inconveniente de la materia prima, así empezamos a recolectar el plástico en los vertederos y a reciclarlos”, dijo Jennifer Romeo, encargada de comunicaciones.

    La empresa realiza campañas de concientización ambiental con el Minec, el Proyecto Rotary Conserva y otras instituciones | Fotos cortesía

Recolectan polietileno de baja densidad como bolsas plásticas, envolvente tipo film, film alveolar (plástico de burbujas), bolsas de hielo, así como polietileno de alta densidad que se consigue en botellas, juguetes, envases de cosméticos, envases de productos de limpieza, de aceites, de lubricantes, de pinturas, gaveras, entre otros. Estos desechos se transforman luego en mangueras y tuberías.

Estas jornadas de recolección se hacen a través de empresas aliadas y conjuntos residenciales que se han convertido en sus proveedores. “En estos momentos estamos trabajando con la urbanización Camino Real y Rosa Bella. También hacemos campañas en colegios como el Liceo Robert Serra, ubicado en Core 8”, informó.

Las alianzas se crearon a través de una campaña que inició hace cinco años, llamada Gestión Ambiental, “en donde se visita puerta a puerta a la empresa, sobre todo a aquellas que generan mucho plástico que para nosotros es materia prima, generando para ellos una disposición final adecuada de sus desechos”, comentó. Entre las empresas y gremios aliados están el Colegio de Ingenieros, Pepsi, El Tekeñazo, Masisa, Santo Tomé, Plumrose, Electroreciclaje JL, entre otros.

Una vez tienen cantidades de plásticos recolectadas pasan por tres procesos: se separan por tipo, luego entran a un proceso de molido y lavado y después se funden para fabricar sus productos, explicó. Las mangueras y los tubos que fabrican con plástico reciclado van desde 3/8 pulgadas hasta 4 pulgadas y las mangueras tienen un espesor de 60, 90 y 150 psi (libras por pulgada cuadrada).

Disposición final de desechos electrónicos

En el campo de los desechos eléctricos y electrónicos figura Electroreciclaje JL, una empresa que se encarga de darle una disposición final adecuada a este tipo de desechos a través de una separación de sus partes. El proyecto nace en 2016 de la mano de Jhon Evidio Luces y José Ignacio Leal, quienes cuentan con formación académica y técnica en electrónica y veían preocupación que -tanto a nivel industrial como en hogares- los desechos electrónicos son tratados como basura común y terminan en el vertedero de la ciudad, donde se convierten en agentes de contaminación.

    Recolectan equipos de informática y telecomunicaciones, aparatos electrónicos de bajo consumo, electrodomésticos pequeños y herramientas eléctricas

Luces y Leal idearon un plan para darle una disposición final adecuada a equipos dañados como teléfonos celulares, modem, teclados, radios, cámaras, consolas, aspiradoras, planchas, memorias ram, computadoras, CPU, secadores, entre otros.

Tienen dos métodos de recolección: “recepción en puerta” que es cuando los generadores llevan los desechos electrónicos a la empresa, en la zona industrial UD 321, y “retiro en sitio” que ocurre cuando el personal de Electroreciclaje JL se acerca hasta la compañía emisora.

Cuando los equipos llegan a sus instalaciones, se evalúan para detectar si pueden ser reutilizados. Los equipos que no pasan esta prueba son desmantelados para separar sus elementos.

De los materiales separados se obtienen frecuentemente metales ferrosos y no ferrosos como aluminio, hierro y bronce, al igual que plásticos reciclables y son llevados a empresas recicladoras autorizas por el Minec. “Los plásticos que por su tipo y su complejidad son catalogados como no reciclables los almacenamos para un futuro proyecto que estamos realizando”, dijo.

Dependiendo del valor del equipo a reciclar, los usuarios reciben una remuneración. “Esto permite maximizar la utilidad de los desechos para los clientes, nos permite estimular este nuevo mercado que estamos impulsando en la zona y hacer atractivo hacer una disposición final correcta de sus desechos”, comentó.

Actualmente la empresa tramita con el Minec las autorizaciones para la disposición final de materiales catalogados como peligrosos como baterías, bombillos ahorradores, lámparas fluorescentes, etc. También, en estos tiempos de cuarentena, crearon ElectroTiendas, un emprendimiento que consiste en comercializar los equipos recuperados para ofrecerlos a bajo costo.

    En el informe se esboza un diseño de los cuatro modelos de economía circular

El balance del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente establece una serie de recomendaciones que se deben seguir para reducir los impactos ambientales en los países latinoamericanos, entre las que destacan:

– Cerrar los vertederos de forma progresiva y reemplazarlos con métodos de gestión y disposición final de residuos, ya que estos “dan lugar a un conjunto de impactos ambientales severos, incluyendo la contaminación de las aguas, la emisión de gases tóxicos y gases de efecto invernadero, así como la contaminación de los suelos, que afectan a su vez a la actividad productiva, como el sector turístico”.

– Promover la separación de desechos orgánicos; considerar la prohibición gradual de residuos biodegradables en rellenos sanitarios e incentivar el aprovechamiento de estos, por ejemplo, a través del compostaje. Los residuos orgánicos representan un 50% de los desechos municipales y la falta de tratamiento provoca que se generen “gases de efecto invernadero, además de disminuir la calidad de los productos eventualmente reciclables y dificultar dicho proceso”.

También aconsejan superar la costumbre de “usar y tirar” heredada de la economía lineal y enfocarse en la economía circular en la que se generan productos que no son descartables de inmediato, sino que luego del primer uso pueden reutilizarse, ser materia prima de otras mercancías o de energía alternativa para dejar de depender de combustibles fósiles.

Aunque no hay cifras exactas, en la mayoría de los países latinoamericanos hay recuperadores informales en los vertederos, por lo que en el informe se propone formalizar y reconocer a los recicladores informales para mejorar su productividad y “promover la protección de la salud y de la niñez y el acceso a un trabajo digno”.