viernes, 29 marzo 2024
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Plantean rescate democrático, capacidad estatal y Estado de derecho como pilares de una transición política

El Centro de Estudios Políticos de la UCAB presenta la tercera entrega -El Desafío Venezolano III- de un estudio que explica y ofrece propuestas de cómo hacer que funcione un proceso de transición en el país.

l libro La Consolidación de una Transición Democrática, El Desafío Venezolano III es la tercera entrega de una investigación que parte de un proyecto del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en el que incluyen el diagnóstico, análisis y propuestas para sentar las bases de un proceso de transición democrática en Venezuela y, aunque no hay fecha certera de cuándo se dará, el objetivo es que el venezolano esté preparado para ello.

En la realización del libro participaron 16 coordinadores y más de 200 expertos en las diferentes áreas a tratar en un gobierno de transición, quienes construyeron un compendio de propuestas sistematizadas, pensando en términos de lo que es posible y lo que no es posible hacer en un periodo de transición.

La primera entrega fue en 2010, basada en entender cómo funcionan los procesos de transición en el mundo y qué hace que se produzcan. El segundo libro fue publicado en 2016 y puso la lupa en el caso venezolano para explicar cómo funcionaría un proceso de transición en el país; este último habla de lo que habría que hacer para que una transición funcione una vez se produzca.

         
Alarcón: “La idea es estar preparados, porque si no el riesgo es perder la oportunidad de consolidar un proceso de transición en Venezuela” | Fotos William Urdaneta

El director del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, Benigno Alarcón, destaca que la idea es estar preparados para ese momento, al tiempo que aclara que no pretende ser una solución definitiva ni la única, pero sí el inicio de un debate que va más allá de lo inmediato y que permita incluir ideas de aplicación para el futuro.

“La idea es estar preparados, porque si no el riesgo es perder la oportunidad de consolidar un proceso de transición en Venezuela. Buena parte de los procesos de transición en el mundo se han perdido porque no ha habido planes que permitan su consolidación”, señala.

Entre 1974 y 2010, explica, se produce la tercera ola de democratización. 1974 inició con más de 40 democracias y se llegó a 2010 con unas 120, fueron aproximadamente 80 procesos de transición, pero hoy en día solo quedan unas 70 democracias, se perdieron casi la mitad de esos procesos de un gobierno de transición.

El libro incluye un capítulo vinculado a la administración pública, en el cual contaron con la especialista en el área, Eglé Iturbe, quien desempeñó cargos importantes en gobiernos anteriores y ha hecho un seguimiento y plantea propuestas sobre qué hacer para generar capacidad estatal.

Señaló que la administración pública ha crecido bárbaramente desde 1998. De 92 empresas públicas que había cuando Hugo Chávez recibió la Presidencia, ahora hay 10 veces más.

“Es un área que hay que profundizar, ver qué se puede hacer con estas empresas porque el Estado no puede ser responsable de todo, es responsable de más del 50% de la alimentación de los venezolanos y lo que se produce. Hay 34 ministerios, cuando Chávez recibió 16, son más de 3 millones de funcionarios y empleados públicos, cifra estimada por la opacidad de la información del Gobierno”, detalla.

Propuestas y alternativas de transición

Algunas alternativas planteadas son: establecer un acuerdo nacional para manejar la crisis del país, principalmente en alimentación, salud y seguridad, áreas urgentes de atender en los primeros meses de cualquier nuevo gobierno democrático y sentar las bases para eso durante la transición; adoptar un modelo de crecimiento de la administración pública; y crear un grupo de trabajo que empiece a diseñar ese modelo para el futuro.

Lissette González, socióloga de la UCAB, trata lo concerniente a políticas sociales, pues uno de los problemas a enfrentar por un gobierno de transición es precisamente la crisis social. Si bien es un tema amplio de abarcar, se concentra en focos puntuales de atención. El primero de ellos es la situación de emergencia y, específicamente, qué hacer en materia nutricional.


González: “El problema de las misiones fue que pese a su buena intención estaban centradas en la causa y no en resolver el problema estructural”
         

Allí, explica, “la principal propuesta es tener un subsidio directo amplio, porque son muchos los grupos que no cuentan con los ingresos para atender las necesidades alimentarias de sus familias. Sin embargo, a diferencia de los subsidios múltiples como el carnet de la patria, no puede ser indiscriminado, tendría que hacerse un claro seguimiento de los que están recibiendo esa ayuda y a medida que se vaya controlando la situación económica ir controlando esos subsidios a la población que realmente lo requiere”.

“Adicionalmente, se necesita un programa nutricional dirigido a los niños principalmente, que están teniendo consecuencias irreversibles por la pérdida de nutrientes. En cuanto al sistema de salud, apuntalar y apoyar todas las iniciativas que ya existen en todo el país en materia nutricional, y a medida que se reactiven los servicios del sistema de salud pública, ir pasando esos servicios a la red ambulatoria. En la educación, hay que tratar de reincorporar a la escuela a los que desertaron, evitar nuevas deserciones (…) volver a dotar a hospitales de insumos y tratar de normalizar la dotación de medicamentos en farmacias y centros de salud”.

Otro tema que González considera importante atender son las protestas laborales. “En los últimos 20 años ha habido una política expresa de contratar a funcionarios con una política definida; probablemente esos gremios podrían ser actores potencialmente conflictivos en el futuro. Habría que tener una estrategia para, por ejemplo, integrar a los servicios de salud, de acuerdo con sus capacidades, a médicos comunitarios, a maestros bolivarianos (…) no atenderlos puede generar más conflicto”, advierte la socióloga.

No obstante, lo que sí rescata es el tema de la participación. “Muchos sectores, sobre todo los más pobres, valoran de los últimos 20 años ese empoderamiento que les dieron. Hay que tratar de mantener eso y de integrar esa estrategia de participación en las políticas sociales”.

La propuesta consiste en tratar de manera simultánea y balanceada tres pilares: fortalecimiento de la democracia; fortalecimiento de la capacidad estatal y el Estado de derecho. “Levantar o tratar de construir un nuevo proceso democrático desatendiendo uno de esos pilares puede desestabilizar el proceso de transición política”, acota Alarcón.

¿Por qué se han perdido procesos democráticos?

La razón de que en el mundo existan procesos de transición que no se hayan consolidado, tiene que ver con las demandas que deja un gobierno de vocación autoritaria.

“Cuando un gobierno que lleva siendo muchos años de vocación autoritaria, lo abres repentinamente a un proceso democrático, hay grandes demandas que en mucho tiempo han estado represadas y entran de la noche a la mañana y empiezan a hacer presión, entonces hay la posibilidad de que el sistema colapse porque ese nuevo gobierno no tiene la capacidad de dar respuesta a esas demandas. Eso explica por qué muchos procesos de transición han terminado colapsando”, afirma Alarcón.

“El no poder construir unas bases que permitan dar respuesta más o menos ordenada y sistematizada puede hacer que el sistema colapse. Hay que abrir el sistema democráticamente, pero debe haber capacidad estatal y Estado de derecho que regule la relación ciudadano-Estado y limite el poder del Estado para que los derechos ciudadanos no se vean atropellados”, agrega.

Otro punto importante es la legitimidad de ese gobierno de transición. “Si se pretende hacer a través de un gobierno no electo, solo va a poder mantener su gobernabilidad por la fuerza. Es importante que haya un alto nivel de legitimidad para que la gobernabilidad sea posible, sobre todo en un gobierno que de entrada no tendrá capacidad para responder a todas las demandas”.

¿Se puede rescatar algo del gobierno actual?

A 20 años de la llegada de Chávez al poder, con Nicolás Maduro como sucesor, resulta difícil pensar en rescatar elementos de esa revolución bolivariana, después de la crisis política, económica y social por la que atraviesa el país.

“Me han preguntado sobre el tema de las misiones. Ya no existen, en la práctica lo que existe es un consejo comunal, el carnet de la patria y el CLAP, nada más. El tema de las misiones, si bien atendieron necesidades que existían, el problema fue que pese a su buena intención estaban centradas en la causa y no en resolver el problema estructural que causó esas deficiencias”, sostiene González.

         
Iturbe: “El gobierno no puede ser el PSUV, debe ser amplio, comunitario y donde haya participación”

“Lo único que quizás pudiéramos decir como logro importante es la seguridad social alineada al salario mínimo con la pensión por vejez, que haya aumentado la cobertura de cuántas personas reciben la pensión, pero aun así está el problema de cómo lo vamos a sostener en una economía donde ya no se está produciendo petróleo, cómo generar los fondos para cumplir con esos derechos sociales. El Estado no tiene capacidad de recaudar dinero para pagar y esa es la causa de la hiperinflación”, agrega. 

Alarcón hace énfasis en que la política social, la configuración de la administración o los ascensos en la Fuerza Armada Nacional no pueden ser un instrumento de manipulación política.

“Mucha de la dinámica del actual gobierno tiene su fundamento en razón de la permanencia política; yo alimento, asciendo o incluyo en la administración pública al que me ayuda a mantenerme en el poder. Un sistema político en el gobierno es impersonal, no está fundamentada su acción en el clientelismo o el patronazgo. Se aplica la política social porque la necesitas y eres un ciudadano de este Estado (…) aplica para todas las áreas, hasta en medios de comunicación”.

Iturbe, por su parte, insiste en evitar confundir partido con gobierno. “El gobierno no puede ser el PSUV, debe ser amplio, comunitario y donde haya participación de una manera distinta, no un yo les participo lo que vamos a hacer, es lo que llamamos concertación. Hay que volver a civilizar la administración pública, actualmente es un patronazgo militar; la forma de tomar decisiones en la administración pública no puede ser vertical, son horizontales porque tiene afectación a todos los sectores”. 

Otra de las cosas que rescataría son los ingresos de funcionarios de la administración pública según sus capacidades y los requisitos que haya que cumplir, no por vinculación política o porque vienen de la FAN.

Asimismo, considera importante que exista un equipo que haga la transición, con valores, capacidad técnica y autoridad moral para tener legitimidad y llevar adelante el proceso, en vista de que -advierte- “los problemas van a ser fuertes en la transición”.