viernes, 29 marzo 2024
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Sopa ucraniana borsch ahora es Patrimonio Cultural de la Unesco

De origen campesino, el borsch llegó hasta la corte imperial rusa, siendo uno de los platos favoritos de los zares Alejandro II y Catalina II.

La Unesco anunció este viernes la inscripción con carácter de urgencia, como Patrimonio Cultural Inmaterial, de la sopa ucraniana borsch. Sin embargo, este plato a base de remolacha también es reivindicado como propio por Rusia.

“El conflicto armado ha amenazado su viabilidad, el desplazamiento de poblaciones y de los que conocen la receta. Las personas no pueden ni siquiera cocinar o cultivar las verduras que lleva el borsch. Tampoco pueden reunirse para comerlo, y eso amenaza el bienestar social y cultura de la comunidad”, dijo la Unesco en su comunicado.

En su nota, la Unesco no citó a Rusia, aunque es público que este país también ha reivindicado como suya la tradición del borsch.

Ucrania había enviado la candidatura para inscribir esta sopa en 2021, antes de la invasión rusa de febrero.

No obstante, la Unesco hizo notar que la protección del borsch en Ucrania “no implica ni exclusividad ni la propiedad del patrimonio en cuestión”. Aclaró que este plato se cocina y consume en otras partes de la región de Europa Oriental (por ejemplo, en Polonia).

Mayor visibilidad internacional

De acuerdo con el dossier de la candidatura de Ucrania, hubo constancia en 1548 de un mercado de borsch cerca de Kiev. Fueron los emigrantes ucranianos los que la dieron a conocer en el mundo.

Desde Rusia, contraria a este reconocimiento, se alegaba que cuando se creó no existían ni Rusia ni Ucrania, sino el reino eslavo de la Rus de Kiev.

De origen campesino, el borsch llegó hasta la corte imperial rusa, siendo uno de los platos favoritos de los zares Alejandro II y Catalina II. Incluso viajó hasta el espacio, entubada como parte de la dieta de los tripulantes rusos de la Estación Espacial Internacional (EEI).

Además de remolacha, esta sopa lleva repollo, patatas, tomate, carne y smetana (crema agria).

Su inscripción en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, que ya cuenta con más de 500 tradiciones de los 5 continentes, facilita el acceso a subvenciones y otorga una mayor visibilidad internacional.