jueves, 28 marzo 2024
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2019, año definitivo y peligroso

El señor Maduro carece de legitimidad y también de legalidad de origen y desarrollo para pretender seguir desempeñándose como cabeza del poder ejecutivo. Lo rechaza alrededor del 90% de la nación y lo más granado de la comunidad internacional. Esto lo sabemos todos también lo sabe él.

@osalpaz

Escribo estas líneas luego de dos semanas de receso. Fin de año y comienzo del actual han ofrecido posibilidades de reflexión que cuesta mucho sintetizar. Trataré de hacerlo con las limitaciones obvias de estas notas.

Lo primero son los 73 años del Partido Socialcristiano Copei. Me inscribí en la Juventud Revolucionaria Copeyana, JRC, hace 60 años, en febrero de 1958 con 15 años de edad recién cumplidos. Toda una vida cuyo balance existencial desarrollaremos en otra oportunidad. No me arrepiento. Todo lo contrario. Ha sido una vida intensa, con altas y bajas, triunfos y dolorosas derrotas, pero siempre fieles a principios y valores que nos sembraron los fundadores. Hoy la situación de Copei es muy difícil como la del país. No ha sido ajeno a los males de la política contemporánea. Con una dirección nacional legítima, producto de las normas y reglamentos internos, soporta una seria atomización que amenaza su proyección futura. Ya veremos. Por ahora la crisis nacional adquiere prioridad absoluta frente a los problemas internos o externos de cada partido. Pero debe saberse que no hemos “tirado la toalla”. Todo lo contrario.

Lo segundo es el grave problema nacional. El señor Maduro carece de legitimidad y también de legalidad de origen y desarrollo para pretender seguir desempeñándose como cabeza del poder ejecutivo. Lo rechaza alrededor del 90% de la nación y lo más granado de la comunidad internacional. Esto lo sabemos todos también lo sabe él. Si tuviera un mínimo de decencia patriótica evitaría la dramática confrontación final que se avecina. Debería renunciar pero esta Venezuela no le duele, ni puede sentir como propia. Creo que cobardemente apelará al único recurso que le queda: la violencia física e institucional, la represión indiscriminada y la siembra del miedo y hasta terror en todos los hogares. Dictadura tiránica, desesperada por su colosal fracaso pero con posibilidad de hacer más daño del que ya ha hecho.

Frente a todo esto está la voluntad de la nación de liberarse de la tiranía. En este momento con la Asamblea Nacional a la cabeza de la resistencia y su presidente, el ingeniero Juan Guaidó, dirigiendo y coordinando el cumplimiento estricto del mandato constitucional de asumir el gobierno de la República.

Lamento interrumpir, pero acabo de recibir la información sobre la detención o secuestro de Guaidó por supuestos o reales funcionarios del régimen, en la autopista hacia La Guaira a la altura de El Limón. Gravísimo. El liderazgo político actual tiene la obligación de asumir plenamente la responsabilidad de dirigir la lucha contra la dictadura narcoterrorista que gobierna. Me dicen que acaba de ser liberado. La gravedad del hecho no disminuye. Las intenciones son claras.

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