La clave del futuro de Guayana está en lograr integrar la Guayana industrial con la comercial

En una ciudad donde se cree que las únicas opciones para surgir son el oro y las conexiones, el Centro de Innovación y Emprendimiento de la Universidad Católica Andrés Bello insiste en abrir otros caminos.

Por Mariannis Visaez

Desde su nacimiento Ciudad Guayana fue concebida para que su destino estuviese marcado por la industrialización, a partir del diseño hecho a la medida por la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusets, con el que se buscó aprovechar lo que en estas tierras se encuentra de forma desmesurada: fuentes de energía y minerales. 

Lo que vino de ahí en adelante fue trabajo y esfuerzo que resultaron en bienestar y riquezas que llenaban de orgullo a los guayaneses. Entre esos logros está el récord histórico que en 1985 celebró la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), por la producción de 90.100 toneladas de acero líquido en un mes, logrando superar su propio récord de 80.218 toneladas, alcanzado un año antes. Luego en 1986, Ferrominera firmaba un pacto que llevaría el hierro guayanés a Japón, ¿Los guayaneses imaginaron en algún momento que llegarían a ser reconocidos al otro lado del mundo?

Pero sobre todo este brillo se posó una nube oscura cuyo presagio nadie, ni siquiera Reinaldo Dos Santos, el otrora famoso clarividente, sería capaz de predecir. Una paralización total, que daría pie a que la Guayana industrial se transformara en una Guayana que, a fuerza de empeño y aguante, avanza en el desarrollo de un tejido comercial que como Don Quijote y Sancho lucha contra unos inmensos molinos de viento.

Han surgido comercios y emprendimientos, unos más estables que otros, algunos en el marco de lo legal y otros al margen, en la informalidad, que terminan siendo para muchos la posibilidad de mantenerse en medio de la devastación que ha provocado la crisis económica en la que vive Venezuela.

Con este escenario, sorprende como si de un oasis se tratara, encontrarse con que la ciudad cuenta con un Centro de Innovación y Emprendimiento que trabaja para contribuir con el crecimiento de las iniciativas comerciales y que, mantiene la esperanza de que ambas Guayanas -la industrial y la comercial-, puedan convivir y hacer simbiosis en beneficio del colectivo. 

Una tarea que empieza desde casa

Esta iniciativa empezó en un salón de clases con una materia que invitaba a los estudiantes a crear un emprendimiento como proyecto final, buscando fomentar el espíritu emprendedor en los universitarios.

Los años la convirtieron en una coordinación que brinda las herramientas para que las ideas no mueran, y puedan resistir al contexto país; a través de programas de formación de emprendedores, talleres e incluso apoyo económico.

“Primero tenemos una tarea internamente, aquí en la universidad, que fundamentalmente es fomentar ese espíritu emprendedor en nuestros estudiantes”, asegura Wladimir García, director de Camcaroní y Coordinador del Centro de Innovación y Emprendimiento de la Ucab Guayana. 

Esta unidad, con ideales reales de progreso, se ha mantenido realizando un trabajo dentro de la universidad y fuera de ella, ayudando a todo aquel que tenga aspiraciones de crecer a través del emprendimiento, porque en la realidad venezolana actual las cosas salen mejor cuando se hacen en equipo.

Espejito, espejito, ¿Es esto un emprendimiento?

García reconoce que la raíz del emprendimiento – al menos en Guayana- nace de la necesidad, pero lamentablemente no es suficiente con eso.

“Para que algo sea considerado emprendimiento debe tener un componente de innovación”, explica. 

Además de satisfacer necesidades, un emprendimiento debe evolucionar, debe pasar por un proceso de innovación constante, adaptándose – o resistiendo- a los intereses de la colectividad que lo rodea. 

Debe ofrecer la famosa “propuesta de valor” que, aunque parece estar en boca de todos pocos saben lo que realmente significa, por lo que, en el emergente movimiento emprendedor, García destaca que es ese pilar -el de la innovación, propuesta de valor – el que aún es débil en el proceso de construcción de esa Guayana comercial.

Y no solo lo dice él. Puesto que no resulta difícil de ver para quien sale a la calle que, bodegones, estéticas, peluquerías y barberías, es lo que más se repite entre las opciones de negocio por las que se deciden los guayacitanos.

Un proyecto con visión de futuro

Emprendimientos que hoy están en la ciudad no surgieron de la noche a la mañana, algunos tuvieron su idea inicial en la materia de Innovación y Emprendimiento.

La preocupación de la UCAB por formar profesionales integrales, capaces de adaptarse a los retos de hoy, llevó a la incorporación de la materia Innovación y Emprendimiento a todas las carreras de manera obligatoria. Aunque esto también significó preparar a los jóvenes para una difícil realidad.

La encuesta Global Entrepreneurship Monitor (GEM Venezuela 2022) concluyó que la principal motivación de los venezolanos para emprender, con 90% de respuestas afirmativas, es “ganarse la vida porque los empleos son escasos”.

En un país con falta de oportunidades laborales, el emprendedurismo puede ser una forma de resistencia y es ahí, en esa circunstancia cuando el Centro de Innovación y Emprendimiento aprovecha para brindar una mano. 

De la industria al comercio

La Guayana industrializada ahora se enfrenta a un reflejo casi fantasmal; las grandes empresas no producen ni a 20% de su capacidad y sus estructuras están totalmente destartaladas y desoladas.

Esto llevó a que el comercio empezara a ocupar vacíos creados en los últimos años.

El emprendimiento nació como una manera de resistir, pero nadie está seguro de nada hasta que pasen 5 años. Este, según el director de Camcaroní es el periodo en que se define si un emprendimiento va a ser rentable o no. En pocas palabras, Se gana una batalla, pero no la guerra.

El mercado ya empezó a saturarse y aquellos que ofrecen algo para cubrir necesidades que ya están cubiertas, sin un elemento de innovación, terminan perdiendo la guerra.

“No es lo que tú quieras vender, es lo que satisfaga una necesidad”, ratifica García.

Saber lo que se va ofrecer y preparar una ruta para que sea rentable, es el obstáculo más grande a superar, sobre todo, cuando se es nuevo en el mundo del emprendimiento, pero la solución está en poner los pies en la tierra.

El coordinador de la unidad de Innovación y Emprendimiento expone otra cara del emprendedor, que permite que este sea integral y cada vez más completo.

Para él los emprendedores no pueden extraerse de aprender conocimientos básicos de diferentes áreas: legal, mercadeo, habilidades blandas de adaptabilidad y otras más, puesto que en el inicio el emprendedor se defiende solo. “No vale la excusa de que yo no sé nada de eso”, sentencia. 

Conocer de estos temas, asegura el experto, permite enfrentar mejor todo lo que conlleva emprender, y sortear los obstáculos a los que se debe hacer frente en el camino: temas fiscales, un colapso en la estructura bancaria -que impide el acceso a créditos-, riesgos de operatividad, e incluso, servicios públicos que obstaculizan el progreso de los nuevos negocios, -como el reciente caso con la empresa Fospuca Caroní-, son solo algunos de los riesgos. 

“Montar un negocio no es sencillo. La gente cree que es bueno ‘aquí tengo un dinero, vamos a darle, yo voy a comprar y vender esto’. No es tan sencillo, estás expuesto a un montón de situaciones que son complejas (…) entender que tienes una responsabilidad grande con tu familia, con los trabajadores que vas a contratar, con las administraciones tributarias, con el Estado…”.

Resalta que los emprendedores deben formarse. Tener conocimientos que les permitan defenderse en este difícil panorama, pero en muchos casos, confortable camino. Destaca que este es uno de los objetivos del Centro de Innovación y emprendimiento, servir como puente para los emprendedores.

La Guayana comercial, llena de comercio informal

Resulta relativamente sencillo comprar mercancía para vender, abrir una cuenta en Instagram y asegurarse de hacer buenas fotos; todo con el propósito de tener una entrada que permita cubrir gastos. Sin embargo, García define este tipo de actividad comercial como “micronegocios” que además son emprendimientos que nadan en las oscuras aguas de la economía informal. 

Aunque cumplen con el primer requisito del emprendimiento: cubrir la necesidad económica de una familia o un hogar, es necesario que cumplan con la dinámica legal para que sean sostenibles en el tiempo. La ilegalidad trae, aunque no lo parezca, tantos o más obstáculos que aquellos que cumplen con la norma. 

Sin embargo, se aplaude su resiliencia y cómo usan el servicio o la oferta de un producto como herramienta para hacer resistencia al rudo escenario económico de hoy. 

Es sabido que los emprendedores -no solamente en Guayana-, sino en toda Venezuela, se han convertido en súperemprendedores que soportan no solo la crisis permanente que arropa el país, sino que resistieron durante la pandemia y todo lo que vino después.

Y es que resulta, que es en estas circunstancias cuando surgen las grandes ideas y emprendimientos: en las crisis. 

¿Emprender en tiempos de crisis?

Las crisis funcionan como herramienta para sacar a relucir talentos ocultos, obligan a que las personas reconozcan qué es lo que saben hacer y encuentren soluciones creativas ante las circunstancias que se presentan.

La necesidad y tener bocas que alimentar, ha hecho que el guayanés descubra que es capaz de aprender una habilidad en tiempo récord y que puede crear su espacio donde ganar dinero con ella. Por ejemplo, descubrir que, aunque no sea amante de la cocina, puede esconder dentro de sí una fuerte habilidad para la repostería.

Además, Ciudad Guayana tiene lo suyo, y los emprendedores pueden aprovecharlo.

“Ciudad Guayana es una ciudad fantástica que históricamente ofreció mucho en la parte industrial, pero que sigue teniendo mucho que ofrecer en el área de turismo”, resaltó García.

El sueño de una Guayana comercial no se trata solo de negocios, para García se trata de generar sostenibilidad que impacte a la ciudad con fuentes de empleo dignas, productos y servicios de mayor calidad, que haya efecto multiplicador de calidad de vida que perdure en el tiempo.

El objetivo es crear razones para que las nuevas generaciones en el interior del país quieran quedarse, en el caso de Guayana, no solo en busca de la riqueza que ofrece el oro, sino para ser partícipes del proceso que implica consolidar una nueva Guayana, la Guayana comercial. 

Créditos

Director:

David Natera Febres

 

Coordinadora General:

Alicia Estaba

 

Edición:

Aymara Rodríguez

Beisys Marcano

Textos:

Mariannis Visaez

 

Fotografías:

William Urdaneta

Archivo Correo del Caroní

Montaje, diseño y diagramación web:

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